24 de noviembre de 2014 - 16:01 pm

Necesitamos una explicación más creíble que la "onda gélida” de 13 grados

Por La Crónica de Chihuahua

Por: Alejandro Salmón Aguilera

Este lunes, unos 150 mil niños y sus respectivos padres salieron de sus casas, obviamente acompañados de sus hijos e hijas, para dejarlos en la escuela de nivel preescolar, a eso de las 7:30 AM, cuando el servicio meterológico nacional indicaba que la temperatura ambiente en la ciudad de Chihuahua era de 5 grados centígrados, el cielo despejado y no había probabilidades de lluvia. Nada extraño para Chihuahua, pues.

En las mismas circunstancias salieron de sus casas los casi 500 mil estudiantes de primaria y otros miles de secundaria. El clima para ellos era exactamente el mismo, ni modo que las condiciones de humedad, viento y factor de congelación sean diferentes o vayan en aumento conforme sube el grado de escolaridad.

A todos ellos/as y a sus más de 40 mil maestros y maestras les tocó salir este lunes por la mañana, cuando la temperatura andaba entre los 6 y los 8 grados centígrados. Nada que no resuelva una buena chamarra y una bufanda. Vivimos en Chihuahua y ya sabemos de eso. ¡Vaya que si sabemos!, en febrero del 2011 salimos a la calle y nos encontramos con la temperatura a grado de congelamiento, y nadie anticipó una suspensión de clases.

Curioso entonces que ese clima tan llevadero, tan visto por quienes hemos vivido en Chihuahua, sea motivo para que una parte de los estudiantes de bachillerato: sólo los del sistema Colegio de Bachilleres, y una parte de los universitarios: UACh y UACJ, únicamente, se haya quedado en casita para resguardarse de las inclemencias de un clima que estará soleado y a 12 grados de temperatura entre 13:00 y 14:00 horas, cuando salgan del turno vespertino.

Ya lo había apuntado este medio: la semana pinta normal para un invierno propio de Chihuahua, con temperaturas máximas por debajo de los 20 grados pero ninguna de los 10; sólo un día: el miércoles 25, estará por debajo de los 0 grados, pero será en la madrugada. Todo lo anterior ya lo hemos visto, lo hemos vivido y los niños y niñas de preescolar y primaria así se presentan a la escuela.

La explicación que nos dio la Secretaría de Educación, Cultura y Deporte (SECyD) del Gobierno del Estado para suspender clases en las dos universidades autónomas y en el sistema Cobach carece de todo sustento meteorológico, logístico y educativo. El clima, salvo excepciones extremas, como aquel febrero del 2011, no ha sido factor para suspender clases. Mucho menos lo ha sido la cercanía del fin de cursos.

Lo curioso del caso es que las clases prácticamente se suspendieron desde el jueves 20 de noviembre, cuando la UACh se sumó al paro nacional en protesta por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. En Chihuahua, las protestas no estuvieron ni cerca del desbordamiento; no hubo desplantes de violencia y, acaso, se mezclaron en algún momento del desfile del 20 de noviembre con arengas en contra del gobernador César Duarte.

Más curioso, acaso, es que pretendan convencer a una comunidad universitaria de que el clima es la razón para ya no ir a clases, y para dejar por visto temas que aún estaban por concluir, o mantener la escuela abierta pero sólo para aplicar exámenes o recoger documentos ¿qué a esa hora no hace frío? Quienes hemos tomado o impartido cátedra en la UACh sabemos que, llueva, truene, relampaguee o esté por llegar una “onda gélida”, no se nos perdona un día del calendario escolar.

Por respeto a la inteligencia de los educandos, del personal docente y de la comunidad en general, el Gobierno del Estado nos debe una explicación más verosímil que la de la onda gélida, esa que a la mañana de este lunes 24 de noviembre del año 2014 se hace presente con un rayo de sol resplandeciente y un frío que cubriría cualquier chamarra.