10 de febrero de 2015 - 20:03 pm
Por La Crónica de Chihuahua
Josefina Martínez
El Diario
Ciudad Juárez, Chih.- La casa de Irving Reyes se llenó de adolescentes que acudieron para ver a su amigo que yace en un ataúd en la sala.
Allá, en la calle Geranios 5526 de la colonia Postal, los padres y hermanos del muchacho asesinado atienden a quienes llegan, reciben los arreglos florales y lloran cada vez que alguien se acerca para abrazarlos.
La vivienda de la familia Reyes González es insuficiente para albergar a las personas que acudieron a dar el pésame a los padres de Irving y a estar con él durante las horas previas a su sepelio.
Su madre Claudia González continúa sin creer lo que ocurrió a su hijo, a quien describe como un muchacho bromista, alegre y apasionado del fútbol.
“Él no le hacía daño a nadie, no entiendo por qué estos muchachos me lo mataron, tenía pocas semanas de que regresó de Chihuahua y se vino para esto”, dice mientras levanta las manos para cubrir su cara.
Afuera, madres de familia cuyos hijos acuden también a la Secundaria Altavista aseguran que la situación es insostenible, “no sé si mandar a mis hijos a la escuela, me da tanto miedo”, dice una de ellas.
Hasta ayer al mediodía, directivos del plantel no habían aceptado recibir a los medios de comunicación para hablar sobre la situación de violencia que alumnos y padres de familia han denunciado que se vive entre los alumnos del turno vespertino.