A cinco años de la masacre en Creel

Las familias desconocen el motivo por el que asesinaron a los jóvenes, no hay autores materiales ni intelectuales detenidos.


A cinco años de la masacre en Creel

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2013, 12:31 pm

Bovoyna, Chih.- Han pasado cinco años de impunidad y de dolor. Hoy, los deudos de las trece víctimas de la masacre de Creel, marcharon desde la plaza principal hasta la otra plaza que construyeron en memoria de aquella tragedia, para apostarle a la memoria, cuando las autoridades le apuestan al olvido.
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Hasta ahora, no hay caso. Este último año, la novedad es el asesinado del presunto líder de la banda criminal, Iván Alejandro Montes “El Colibrí”, quien era sobrino de la ex procuradora Patricia González Rodríguez.

Las familias desconocen el motivo por el que asesinaron a los jóvenes, no hay autores materiales ni intelectuales detenidos.

En cinco años, las autoridades aprehendieron a Jorge Salvador Villa Cruz, quien fue sentenciado y posteriormente liberado porque es testigo protegido. Pagó una multa por reparación del daño, de 36 mil pesos para la indemnización a cada familia, algunas no lo han aceptado.

Sandro Gilberto Romero Romero también está detenido como presunto halcón, desde hace cinco años, pero no le han dictado sentencia.

Su familia asegura que fue obligado a recluir a los delincuentes en una casa de su propiedad, en Panalachi, pero no se le ha sentenciado porque la defensa alegó animadversión de los jueces que llevaban su caso y estos se retiraron.

En el calvario que ha vivido cada familia, han liderado las manifestaciones y el reclamo Yuriana Armendáriz Galdeán, hermana de Daniel, un joven de 18 años; Daniel Alejandro Parra Urías, papá de Daniel Alejandro Parra Mendoza y Óscar Leos, padre de otro joven de 24 años, Kristian Loya.

Yuriana, como otros integrantes, ha sido amenazada y obligada a salir de su pueblo por temporadas.

Daniel Alejandro Porras Urías fue asesinado en Cuauhtémoc, justo dos años después de la masacre. Él exigía de frente, justicia, investigó y dio pruebas para que aprehendieran a los asesinos.

Fue levantado en Cuauhtémoc, a donde viajó con su esposa. Ella se quedó en un establecimiento comercial y él aprovechó para ir a comprar un canal de carne. Alcanzó a llamarle a su esposa para decirle que ya lo habían fregado. Más tarde encontraron su cuerpo en la carretera Cuauhtémoc- Chihuahua.

Óscar Loya, papá de Kristian, presentó una depresión severa que le causó un cáncer de garganta, aun cuando no fuma. El médico le dijo que la depresión que tenía, guardar todo lo que cargaba, le ocasionó el padecimiento.

Yuriana Armendáriz Galdeán, hermana de Daniel, quien tenía 18 años y un día antes se había inscrito en la carrera de administración de la Universidad Interamericana, asegura que no han encontrado justicia, y que el actual gobernador César Horacio Duarte Jáquez, no ha mostrado interés en acerarse.

“Esta situación a lo largo de cinco años, ha afectado a todas las familias, no sólo física si no emocional y hasta económicamente”, sentencia.

La familia Armendáriz perdió a Daniel y a otro primo, también muy joven, de 19 años. Yuriana tiene otra hermana, Mayra, eran cinco integrantes de la familia.

Daniel, un día antes había viajado a la capital del estado para inscribirse en la carrera de administración, en la Universidad Interamericana del Norte.

Luego de la tragedia, su mamá se enfermó de diabetes, en el caso de Yuriana, su matrimonio hizo crisis y no soportó la prueba, se divorció.

“Todas las familias se vieron afectadas, nos agarramos de donde pudimos, como pudimos, en grupos de autoayuda, un año tuvimos terapia con los psicólogos de la Unidad de Atención a Víctimas, pero tenían que luchar para que les dieran apoyo y pudieran ayudarnos”, recuerda Yuriana.

Se convirtieron en una gran familia unida por el mismo dolor, siempre estaban juntos. De hecho, indica Yuriana, no vivieron el duelo como debía ser, porque se enfocaron en realizar manifestaciones para exigir justicia, en pelear con las autoridades.

Con el paso del tiempo, las familias ya no se reúnen con la misma frecuencia, sólo en cumpleaños de las víctimas y el día de muertos, por ejemplo.

“Te acostumbras, al principio eran sólo llantos, no teníamos ni idea de lo que pasaba, no tuvimos duelo porque nos lanzamos a hacer manifestaciones, a luchar contra las autoridades. Todo pasa, y el tiempo en realidad si ha sido un aliado, vas logrando poner los pies en la tierra. Pero somos una sola familia del mismo dolor”, explica.

Hoy, también marcharon hacia el centro de Profortarah, un terreno al que llegaron los jóvenes que fueron masacrados, junto con el bebé de un año cuatro meses. En la plaza colocaron un monumento en honor a las víctimas, y la rodean trece cruces con los nombres de las víctimas. Ahí celebraron la misa por la paz, como cada año.

Aquella explanada era sólo tierra. Alrededor de 25 jóvenes llegaron aquel 16 de agosto de 2008, luego de asistir a unas carreras de trabajo. Llegaron para continuar conviviendo, concursaban descalzos en la tierra para ver quién ganaba. Eran aproximadamente las cuatro de la tarde.

Un comando armado, de hombres muy jóvenes, encapuchados y vestidos de amarillo, llegó a acribillarlos. Dijeron que iban por dos jóvenes pero hasta ahora no se ha comprobado nada. Lo cierto, es que enlutaron a familias inocentes.

Las víctimas de la masacre de Creel son: Alberto Villalobos Chávez, Juan Carlos Loya Molina, Daniel Alejandro Parra Mendoza, Alfredo Caro Mendoza, Luis Javier Montañez Carrasco, Fernando Adán Córdova Galdeán, Kristian Loya Ortiz, Edgar Alfredo Loya Ochoa, Alfredo Horacio Aguirre Orpinel, Luis Daniel Armendáriz Galdeán, Óscar Felipe Lozano Lozano, Édgar Arnoldo Loya Encinas y René Lozano González.