Asesinan misteriosamente a niño en colegio de educación especial

En Colombia


Asesinan misteriosamente a niño en colegio de educación especial

La Crónica de Chihuahua
Octubre de 2012, 17:29 pm

Bogotá, Colombia.- El día de su muerte, Felipe Castro, de 15 años, estaba más cariñoso de lo normal. “No quiero irme de acá, no quiero irme de acá”, le decía a una de las sicólogas de su colegio, mientras la abrazaba sin cesar.

La jornada del 18 de octubre, en el Liceo de Guilford & Gagné, transcurrió normalmente hasta que, poco después del almuerzo, el grito de una niña conmocionó a profesores y estudiantes.

Cuando todos acudieron a la zona de descanso, según la versión del colegio, la menor sostenía un arma cortopunzante que le había pedido a un joven de 15 años que, presuntamente, acababa de protagonizar un lamentable accidente.

Al otro lado de la escena estaba Felipe. Él alcanzó a caminar unos pasos y se desplomó por completo. Todos decían que un niño lo había herido en la espalda con un objeto filoso. “No podemos asegurar qué era exactamente. Eso es lo que las autoridades tienen que investigar”, dijo Myriam Fajardo, directora del colegio.

Inmediatamente, los profesores llevaron al alumno herido a la clínica Corpas, donde murió a las 2:30 p.m., según reportaron las autoridades, mientras el adolescente que había cometido la agresión no sabía si lo que había sucedido era realidad o fantasía.

Todo el colegio quedó paralizado, porque los dos alumnos “son hijos de familias entregadas, que aman a sus hijos. De eso no hay la menor duda”, dijo Fajardo.

Un modelo académico

Este colegio trabaja hace 15 años con un modelo ejemplo de inclusión de niños con necesidades especiales –algunos con déficit cognitivo, dificultades emocionales o trastornos generalizados– en entornos con niños regulares.

“Nuestra premisa siempre ha sido el respeto por la diferencia y por eso la armonía en el colegio siempre está presente”, dijo Adriana Rodríguez, coordinadora de admisiones.

En ese rango de niños estaban los dos protagonistas de esta historia. Felipe era un joven de 15 años con dificultades de aprendizaje, y su compañero tenía un diagnóstico de espectro autista, que le habían detectado en Argentina.

Los dos adolescentes eran solo compañeros, eran de diferentes cursos y nunca, según las directivas, tuvieron roces o peleas.

“Simplemente confluyeron en un lugar donde sucedió la tragedia. Todo fue en segundos”, dijo Adriana.

Los dos eran conocidos por su personalidad. A Felipe le decían con cariño “pastuso” por su sitio de nacimiento. “Cantaba, bailaba. Era supertierno. Le gustaba mucho regalarnos dulces”, dijo Natalia Jiménez, sicóloga del colegio, una de las más afectadas porque fue a ella a quien abrazó con emotividad un día antes de morir. “Ahora pienso que se estaba despidiendo”, dijo.

El otro menor (de quien se omite el nombre) es también un “personaje”. Su fama de inteligente se la ha ganado porque devora libros cada vez que el tiempo se lo permite. Se caminaba el colegio con orejeras puestas, pues, por su condición, era normal que ruidos fuertes lograran desestabilizarlo.

Los últimos días se había interesado mucho en el tema de las momias, pero siempre estaba indagando por cosas nuevas para leer. También lo cautivaba la religión. Disfrutaba ir a misa y era monaguillo.

Los que lo conocían sabían que solo había una cosa que no le gustaba. “Reaccionaba de mal genio cuando le decían que se callara. ‘Por qué tengo que hacer esto’, decía”, comentó Jiménez.

En todo esto pensaban profesores y alumnos del plantel después de la tragedia. No había antecedente alguno de violencia en el colegio. “Es una tragedia. No nos explicamos qué fue lo que pasó”, insistió Rodríguez.

Hoy la tragedia continúa para las dos familias que se preguntan a través de tímidos mensajes qué ha pasado con las vidas de todos los involucrados. "Son solidarios y saben que las dos familias están destrozadas".

Tampoco hubo recriminaciones contra el colegio o los profesores y las redes sociales están inundadas de mensajes emotivos de apoyo a la institución y a las familias.

De hecho, las directivas se derrumbaron cuando los padres de Felipe le dijeron con el corazón en la mano: "gracias, porque mientras mi hijo estudió aquí vivió los mejores años de su vida", contó Rodríguez.

Es incierto lo que vaya a pasar después de la investigación con este colegio que dice vivir una de las experiencias más exitosas con niños que antes eran rechazados en otros colegios por diversas condiciones. "No queremos ser juzgados por querer hacer la diferencia en un país donde la intolerancia reina", agregó.