¿Cual enojo social? Los partidos retendrán los gobiernos que tienen actualmente

**Las elecciones en puerta ratificarían al PAN y al PRD en estados donde ya gobiernan y el PRI retendría casi todos los enclaves estatales con que cuenta actualmente.


¿Cual enojo social? Los partidos retendrán los gobiernos que tienen actualmente

La Crónica de Chihuahua
Abril de 2015, 17:12 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

El análisis publicado por el instituto Wilson Center sobre el panorama electoral de México de cara a las elecciones del próximo 7 de junio invitan a reflexionar sobre la dinámica social del país y la forma como se comporta no sólo el electorado, sino la sociedad en su conjunto.

Según el estudio elaborado con base en los resultados de diversas encuestas de intención de voto, las elecciones en puerta ratificarían al PAN y al PRD en estados donde gobiernan actualmente, y le daría al PRI la posición de retener casi todos los enclaves estatales con que cuenta actualmente.

Es decir, que todo el enojo ciudadano que se refleja en las redes sociales y en cada conversación ocasional, no tendrá impacto alguno en la correlación de fuerzas que surgirá a partir del día posterior a las elecciones.

Para decirlo de otra manera: el enojo hacia el gobierno perredista de Ángel Aguirre en Guerrero no cambiará nada, porque ese partido, aliado con el PT, retendría la gubernatura. Mismo caso ocurriría en Sonora, donde el PAN ganaría pese a que el actual gobernador, Guillermo Padrés Elías, emanado de ese partido, es el blanco de los ataques del PRI por haber construido una presa en su propio rancho, y con recursos públicos.

Tampoco impactarían los escándalos desatados durante los últimos 18 meses, como el descubrimiento de mega-casas propiedad del presidente, de la primera dama y de algunos secretarios de Estado, o el despido de la popular periodista Carmen Aristegui. Nada de eso cambiaría el estado de cosas, porque el PRI volvería a ganar en los estados donde gobierna. Las únicas excepciones a esa regla serían los estados de Querétaro y San Luis Potosí, donde el PAN podría regresar al gobierno si se cumplieran las expectativas reflejadas en las encuestas de intención de voto.

Según el estudio realizado por el instituto Wilson, el PRI es competitivo en todas las elecciones que se celebrarán el primer domingo de junio de este año, ya que está a la cabeza de las preferencias, en empate técnico o con una ligera desventaja frente a su contrincante más cercano.

En Michoacán, por ejemplo, el PRI está en un triple empate técnico con el PRD y el PAN, no obstante el clima de inseguridad que ha asolado a la entidad en los últimos años y el deshilvanado gobierno que ejerció el priista Fausto Vallejo, depuesto del cargo y sustituido por un enviado del Ejecutivo Federal.

En Guerrero, el resonante escándalo de los estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa y el encarcelamiento del alcalde del municipio de Iguala no le quitaría al PRD la posibilidad de retener la gubernatura. Por increíble que parezca, la candidata de ese partido, Beatriz Mújica, tiene ocho puntos de ventaja sobre el priista Héctor Astudillo.

El estudio se refiere de manera marginal, sin exponer resultados de encuestas, al caso del Distrito Federal, donde la expectativa se centra en la disputa de votos entre el PRD y el recién creado MORENA, producto de una escisión de la izquierda instituida en partidos. Es decir, que el escándalo en torno a la pésima construcción de la línea 12 del metro y el regular desempeño del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, no le menguaron fuerza electoral al PRD-MORENA.

El estudio fue elaborado por “The Mexico´s Institute”, filial del Wilson Center, una organización creada en el año de 1968 en honor al presidente estadounidense Widrow Wilson. No es una institución cualquiera, pues. Vale decirlo por aquello de que en Chihuahua solemos descalificar todo estudio cuyos resultados no nos favorecen.

Lo único que nos revela el condensado de encuestas del Wilson Center es que el ánimo social no necesariamente se refleja en las urnas; que las elecciones siguen siendo un asunto de votos duros y/o corporativos, y que las campañas de desprestigio sirven únicamente para enriquecer a quienes las diseñan. Lo demás es lo de menos: los poderes no cambian, los electores tampoco.