Cumplieron los chihuahuenses con sus muertos

**Termina el merolico dándoles dos cobijas grandes, un cobertorcito y una manta para bebé, y todo por los mismos cien pesitos.


Cumplieron los chihuahuenses con sus muertos

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2012, 17:45 pm

Chihuahua, Chih.- Con un día nublado y hasta algunas gotas de lluvia de una semillovizna que apenas levantó polvo, los chihuahuenses acudieron por segundo día a los panteones, a honrar a sus muertos.

Familias completas se pasaron el día entre las tumbas, arreglando y aseando las lápidas de sus seres queridos, y allá comieron, ya fuera que llevaran lonche, o que acudieran a los innumerables puestos de comida que se instalaron en las calles de confluencia de los panteones.

Este día hasta los más vivos se dieron una tregua para dejar de asesinarse, y los homicidios se redujeron al mínimo.

"Mamá: ¿me compras un elote?" Y aunque renegó y se quiso negar la madre, terminó cediendo ante el lepe, quien se mostró insistente y se salió con la suya.

Y es que en estos días, la gente está acostumbrada a llevar su dinerito al panteón, y no nada más para comer y comprar chucherías, sino incluso para abastecerse de cobijas para el tiempo de frìo, porque aquí vienen a venderlas muy baratas esos infaltables merolicos que gritan a micrófono abierto: "Dales una por los cien pesos, pero ¿qué? ¿no quieren? ¿se les hace caro? Pues aquí tiene, caballero, que le voy a dar dos por los mismos cien pesitos".

Termina dándoles dos cobijas grandes, un cobertorcito y una manta para bebé, y todo por los mismos cien pesitos.

Las amas de casa se abastecen, asimismo, de vajillas de peltre, de porcelana, de piezas de aluminio, de acero inoxidable y hasta de barro. De todo hay en la temporada, y no se diga en materia de dulces tradicionales: jamoncillos, cajetas, ates de membrillo, los riquísimos y jugosos cubiertos calabaza y de camote, camotes asados, calaveritas de dulce y de amaranto, y ¿cómo no? el tradicional y prehispánico mezcal que se asa enterrado en un hoyo cubierto con hojas de maguey, a fuego lento y esperando pacientemente al producto final, que es la pulpa fibrosa que se come a mordidas saboreando su dulzor ahumado.

En fin, así fue como cumplieron los chihuahuenses con sus muertos, este 2 de noviembre.