Después de cinco años, recibe madre restos de su hija desaparecida

**La estudiante de la UACJ desapareció en 2009


Después de cinco años, recibe madre restos de su hija desaparecida

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2014, 13:54 pm

Chihuahua.- Tras casi cinco años sumidos en la desesperación, la impotencia y en medio de una lucha para dar con el paradero de su hija Mónica Janeth Alanís Esparza, ante el abandono oficial, los restos de la jovencita les fueron entregados en días pasados a sus padres Ricardo y Olga.

Fue así como la estudiante de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, se convirtió en la víctima número 25 desaparecida y localizada sin vida en el Valle de Juárez.

La joven de 18 años desapareció el 26 de marzo de 2009, luego de avisar por teléfono a sus padres que iría a hacer una tarea con una compañera de la UACJ, donde estudiaba Administración de Empresas, y después de casi cinco años sus restos les fueron entregados a sus padres.

Olga Esparza y Ricardo Alanís, los precursores del nuevo movimiento contra la desaparición y el feminicidio en la frontera, se despidieron de su hija la semana pasada, informó personal de la Fiscalía General del Estado (FGE).

Los restos óseos de la universitaria fueron localizados en los rastreos realizados de enero de 2012 a marzo de 2013 en la sierra del Valle de Juárez, pero apenas hace un mes se logró obtener el perfil genético que coincidió con el de sus padres, por lo cual se les informó su identificación y les fueron entregados.

Después de encabezar los movimientos de búsqueda, lucha y exigencia de justicia de la nueva ola de desapariciones y feminicidios, los padres de Mónica Janeth decidieron despedirse de su hija de manera privada.

Durante el cargo de Alejandro Pariente como subprocurador de Justicia del Estado, el caso de la jovencita fue catalogado como de “alto riesgo” debido a las condiciones de su desaparición.

Las desapariciones de Mónica Janeth Alanís Esparza, María Guadalupe Pérez Montes, Brenda Berenice Castillo García, Hilda Gabriela Rivas Campos y Adriana Sarmiento Enríquez fueron catalogadas como de “alto riesgo” porque nunca habían huido de su casa y aparentemente no tenían motivo para hacerlo, por lo que de inicio las autoridades no encontraron alguna línea de investigación.

Los restos de todas fueron encontrados en el Valle de Juárez, pero los de Mónica fueron los últimos en ser identificados y entregados a sus padres.

La tarde que desapareció, la estudiante le habló a su mamá para avisarle que iría con una amiga a hacer una tarea a la Jilotepec, pero su madre nunca supo a qué amiga se refería ya que cuando le pidió que la comunicara con ella no lo hizo y le dio un número de celular falso.

A las 4:00 de la tarde la mujer habló por última vez con su hija, pero ésta le contestó y le dijo que estaba con su amiga y le colgó.

Desde entonces los padres no volvieron a saber nada de la jovencita que medía 1.70 metros de estatura, era de tez morena y complexión delgada.

Sus cejas pobladas, ojos negros rasgados, sus labios delgados y su nariz chata fueron conocidos por gran parte de la comunidad en las miles de pesquisas que se pegaron por toda la ciudad con su rostro.

En la lucha por encontrar a su hija, en febrero de 2011, Olga Esparza y Ricardo Alanís fundaron el Comité de Madres y Familiares de Personas Desaparecidas en Ciudad Juárez, en el que reunieron a decenas de familias en su misma lucha.

A finales de 2012, los mismos padres fundaron la agrupación Madres Unidas por Nuestras Hijas, con el apoyo de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez.

En múltiples ocasiones demandaron el apoyo de la máxima casa de estudios para presionar a las autoridades en su búsqueda, por lo que el 28 de marzo de 2011 recordaron en el Instituto de Ciencias Sociales y Administrativas (ICSA) sus dos años de ausencia.

Durante casi cinco años los padres se manifestaron en múltiples ocasiones en el exterior de la Fiscalía General del Estado (FGE) Zona Norte, con la esperanza de que al presionar a las autoridades ésta fuera localizada con vida.

Ricardo Alanís se reunió junto a otras madres con el gobernador del estado César Duarte Jáquez, a quien le pidió agilizar las investigaciones, así como mayor personal en la Fiscalía de Género y la tipificación de la desaparición de personas como delito, ya que actualmente sólo se levanta un reporte ante las autoridades.

En enero del año pasado, el padre de Mónica se unió a la Caminata por la Vida y la Justicia de las Jóvenes en Chihuahua, en la que decenas de familiares, activistas y estudiantes recorrieron a pie durante siete días casi 400 kilómetros de Ciudad Juárez hasta llegar a Palacio de Gobierno, en la capital del estado.

El hombre, que tras la desaparición de su hija fue intervenido quirúrgicamente de la cadera y tuvo que dejar de trabajar, recorrió los últimos kilómetros hacia Chihuahua apoyado de un bastón, porque su tobillo derecho cada vez se inflamaba más.

“Mónica está viva y nosotros estamos muertos”, aseguraron los padres de la universitaria el día que se cumplieron cuatro años de su desaparición.

Y es que en la búsqueda de la segunda de sus tres hijos, Olga y Ricardo realizaron un sinnúmero de caminatas y manifestaciones.

En múltiples ocasiones los dos padres aparecieron cubiertos con una manta rosa con la pesquisa de su hija sobre su cuerpo, suplicando su regreso.

Finalmente los restos de Mónica fueron despedidos el fin de semana pasado.

De acuerdo a las autoridades, de enero de 2012 a marzo de 2013 se realizaron seis rastreos en el Valle de Juárez, en los que se localizaron decenas de restos óseos.

Hasta ayer NORTE de Ciudad Juárez tenía conocimiento de la identificación oficial de 15 adolescentes localizadas en el área del Arroyo del Navajo, en la Sierra del Valle de Juárez, además de los restos de una jovencita cuyo perfil genético no coincidía aún con la Base de Datos de Familiares que buscan personas desaparecidas.

Idaly Juache Laguna, María Guadalupe Pérez Montes, Marisela Ávila Hernández, Yanira Fraire Jáquez, Brenda Berenice Castillo, Jessica Terrazas Ortega, Jessica Leticia Peña García, Lizbeth Avilés García, Virginia Elizabeth Domínguez, Andrea Guerrero Venzor, Deysi Ramírez Muñoz, Beatriz Alejandra Hernández Trejo, Perla Ivonne Aguirre González, Jazmín Tailen Celis Murillo y Mónica Janeth Alanís Esparza fueron encontradas en el último “cementerio de mujeres” localizado en la frontera.

Pero este mismo medio ha tenido conocimiento de nueve jovencitas más con reporte de desaparición entre 2008 y 2010, localizadas sin vida en el Valle de Juárez y entregadas a sus padres a partir de abril de 2011.

Se trata de Hilda Gabriela Rivas Campos, Janeth Rivera Chávez, Adriana Sarmiento Enríquez, Mónica Liliana Castillo, Yazmín Salazar Ponce, Jazmín Villa Esparza, Leonor García Villa y Fabiola, quien desapareció junto a estas dos últimas, además de Fabiola Janeth Valenzuela Banda.

De cuerdo al último informe del director estatal del Laboratorio de Ciencias Forenses, Daniel Ricardo Jaramillo Vela, se enviarían al laboratorio estadounidense Bode Tecnologics, más de 80 elementos óseos localizados en el Valle de Juárez durante los seis rastreos mencionados.

Mientras tanto, de acuerdo a la FGE hasta ayer se tenía el reporte de 94 mujeres desaparecidas, una en 1987 y el resto de 1995 a la fecha, así como una de 2014.
Agencias