El método de elección abierta

Javier Corral Jurado/ Columna Rotafolio


El método de elección abierta

La Crónica de Chihuahua
Junio de 2011, 08:20 am

Ayer sábado se suscitó un hecho de trascendental importancia para el proceso electoral del 2012, vinculado directamente con el proceso de selección de candidatos que llevará a cabo Acción Nacional tanto para los cargos legislativos federales como para la Presidencia de la República. Fue en la sede del CEN del PAN, y asistieron - además de un notario público -, algunos representantes acreditados por quienes aspiran a la candidatura presidencial, así como algunos testigos mas bien de carácter moral. La reunión la encabezó Gustavo Madero.

El motivo: bajar la cortina al proceso de afiliaciones y cerrar de manera preliminar el padrón de militantes y adherentes del partido que - hasta el cierre de esta colaboración -, rondaba la cifra de un millón ochocientos mil miembros, pero se presume que al final de la jornada de captura esa cifra pueda ser rebasada por algunas decenas de miles más.

Además de centralizar todos los formatos de afiliación y determinar el universo preliminar de votantes panistas, la reunión tuvo el propósito de acreditar desde ahora observaciones puntuales al crecimiento "atípico" que el padrón panista presenta en algunas regiones del país, esto es, súbitos crecimientos en los que hay sospechas fundadas de que se realizaron operaciones masivas de afiliación, lo que es absolutamente contrario no sólo al orden estatutario - en Acción Nacional es un acto individual y personalísimo -, sino a sus concepciones doctrinales sobre el eminente respeto de la persona humana, "no somos masas indiferenciadas capaces sólo de reproducirse y morir", dirían los fundadores.

El estatuto panista obliga al cierre definitivo del listado nominal de miembros, seis meses antes de que inicien legalmente las precampañas, esto es el 18 de junio, pero Gustavo Madero y varios miembros del Comité Nacional estamos preocupados por ese fenómeno de crecimiento atípico que involucra algo así como 100,000 afiliaciones. En el conjunto del padrón del partido ese porcentaje es menor, abajo del 5%, pero dentro de los niveles reales de participación, ese universo sobrepasa el 20%. Por eso se abrirá desde ahora una revisión exhaustiva del crecimiento del padrón, además de los plazos también establecidos en el estatuto para las observaciones que deban hacer tanto la Comisión Nacional de Elecciones como la de Vigilancia del Registro Nacional de miembros. Y esta decisión, es un gran acierto que fortalecerá la competencia interna y refrendará el carácter democrático de nuestro partido.

La unidad que requiere el PAN para enfrentar el reto electoral del 2012, sólo será posible en una lealtad a los principios y un riguroso apego a las normas estatutarias y reglamentarias. Nada envenena tanto el ambiente, como una competencia de dados cargados o árbitro parcial; lo que lastima no sólo a los competidores sino al respetable público, es cuando la cancha no es pareja. Dejar un padrón de miembros confiable para todos los procesos es esa condición sine qua non, de la necesaria unidad.

Una vez depurado el padrón, el PAN debe por lo menos abrir otra discusión necesaria para su fortalecimiento democrático y su saneamiento institucional y, de manera directa, para el reforzamiento de su competitividad electoral. Me refiero a explorar la posibilidad de que los militantes activos y adherentes del PAN compartan con los simpatizantes en general la decisión de escoger al candidato presidencial en un proceso de elección abierta. Soy un convencido de ese método desde hace muchos años y con toda fuerza lo impulsé hace siete años en Chihuahua, por el que salí electo candidato a Gobernador del Estado, el primero bajo esa condición en la historia del partido.

Chihuahua volvió a repetir el método abierto en el proceso electoral pasado del 2010. Es la única entidad en la que ha acontecido en dos ocasiones esta figura que el reglamento para la selección de candidatos a cargos de elección popular denomina como método extraordinario.

En estricto sentido el método de elección abierta se convierte en una primaria en la que pueden participar los ciudadanos inscritos en el padrón electoral del país y, que a través de esa participación se declaran simpatizantes del PAN y que desembocaría en un proceso interno de ratificación de los resultados.

Desde 1939 y hasta hace todavía menos de una década, Acción Nacional ha elegido a sus candidatos a puestos de elección popular mediante convenciones de delegados, y en los últimos años mediante el voto directo de los miembros activos y adherentes del partido en centros de votación, con la excepción de las elecciones del 2009, donde la dirigencia nacional encabezada por Germán Martínez, abusó de la figura, también extraordinaria, de la designación directa. Que por lo demás, ni produjo los resultados que dijo buscar.

La elección abierta contrastaría con las formas autocráticas que hoy tienen ya definida la candidatura en el PRI de Enrique Peña Nieto, y en el PRD de Andrés Manuel López Obrador. Confirmaría el carácter cívico de los militantes panistas y una visión de vanguardia, sentando un precedente muy importante en la tarea de la renovación y la reorganización partidaria y envía un mensaje a toda la sociedad de entender los signos de los tiempos, pero sobre todo tiende a los jóvenes un espacio de participación para que construyan una de las decisiones más importantes que impactarán en su vida y en su futuro. Escoger al o la líder que México necesita.

Por supuesto que toda innovación tiene riesgos. Pero en política, el que no arriesga, no gana. Participar o hacer algo siempre sobre los fríos cálculos de lo seguro, de lo amarrado, nos tiene ahora en aprietos competitivos.

Es fundamental estar abiertos al tiempo y al cambio, sin dejar de ser nosotros mismos. A diferencia de las pasadas elecciones presidenciales los panistas tenemos un reto muy importante: nos enfrentaremos, peor que en otras épocas, a un grupo priísta sin escrúpulos. Más allá de las coaliciones del 2010, los resultados en los demás estados confirman la necesidad de renovar e innovar no sólo las estrategias de campaña sino, de manera fundamental, los métodos para elegir a los candidatos del PAN.

El diseño de poder se ha modificado en el país, experimentamos, de manera dramática, la asunción del nuevo poder en manos de Virreyes, con comportamientos caciquiles y de amplio control político. Es que el poder que antes concentrara en muchos ámbitos el Presidente de la República, como gran emperador, se ha trasladado a los Gobernadores.

Lo que no se vale ahora es empezar a decir que no vamos a contar con los recursos humanos y económicos, suficientes para emprender una tarea como la que supone una elección abierta. Pues si no somos capaces de hacerlo ahora, para involucrar a decenas de miles personas, que nos coloquen de entrada en un alto nivel competitivo, despidámonos del 2012 ¿Entonces que tenemos qué hacer ahí?.

Por supuesto que nunca hemos planteado que se volcará a las urnas el padrón electoral. Eso no sucede ni en las constitucionales. Pero todo el incremento que sea posible en la participación de electores desde el arranque de una campaña es fundamental; que las candidaturas cuenten con un mayor aval social tiene enorme repercusión en el sistema de partidos, tan metido en los intereses grupales y tan cruzado por el dinero como factor predominante.

En México, la transición democrática ha propiciado paralelamente la transformación de las estructuras internas de los partidos políticos. En especial, una mayor democracia en el seno de los partidos, implica un proceso claro y una amplia participación social en la selección de candidatos para ocupar puestos de elección popular. Con incuestionable tradición democrática, el PAN lo ha hecho con claridad y transparencia, respeto por sus militantes. Pero ampliar el universo de los votantes debe ser la discusión.

Este es el mayor reto que están enfrentando, hoy en día, los partidos políticos. Porque se debe evitar en el proceso de selección de candidatos, el surgimiento de fracturas internas. Sin embargo, no existe un proceso “ideal” de selección de candidatos que garantice; en primer lugar, la victoria electoral y en segundo, evite una posible fractura interna. En el caso estadounidense, la celebración de elecciones primarias abiertas crea un efecto de mayor conocimiento e identificación de los candidatos y, posteriormente, de apoyo a las campañas electorales. Este proceso ocurre por dos factores: los partidos políticos son altamente descentralizados en la toma de decisiones, y existe la reelección inmediata, creando incentivos para buscar el voto ciudadano y no el apoyo de las dirigencias nacionales o de las estructuras formales del poder gubernamental.

Las razones a favor del sistema abierto, entre otras, pueden ser: La elección abierta acerca a simpatizantes, representantes de casilla y donantes a incorporarse abiertamente a la campaña desde su etapa inicial; el descarte automático de candidatos débiles al interior, lo que definiría desde un principio a los principales contendientes; se evitan jornadas electorales en donde los candidatos minoritarios determinen al candidato ganador; se evitan alianzas indebidas de grupos opuestos en contra de candidatos con respaldo social amplio e incluso plural; la reanimación de comités municipales con mayor anticipación a la acostumbrada; se pone en movimiento a las bases del partido; la búsqueda anticipada de posibles aliados dentro de la sociedad; el conocimiento del voto duro del partido; mejores candidatos que cuenten con el apoyo de sus comunidades; una presencia anticipada en medios de comunicación o por lo menos, al mismo tiempo con otras precampañas; la discusión y posicionamiento de un programa de gobierno que discuta con amplitud los problemas del País y sus mejores soluciones, a fin de contar con la mejor plataforma electoral.

Estas razones me parecen suficientes para que, por lo menos, abramos el debate. A lo único que no hay que tenerle miedo es a la discusión de las ideas, de las propuestas. Vamos a necesitar muchas y muy buenas, para poder ganar.