En puerta, agravamiento de la sequía en Chihuahua

**Agricultores están a escasos nueve o diez días de que se defina si continúa la catástrofe. (FOTO: FROILÁN MEZA- LA CRÓNICA)


En puerta, agravamiento de la sequía en Chihuahua

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2012, 16:00 pm

Por Froilán Meza Rivera

Carichí, Chihuahua.- En escasos nueve o diez días, los agricultores temporaleros del estado sabrán con certeza si este nuevo ciclo agrícola será una catástrofe total, como el anterior, o si en cambio, hay alguna esperanza de salvar su modo de vida.

Es que ellos saben que si la temporada de lluvias no inicia a fines del presente mes de mayo o a principios de junio, será inevitable padecer otro año completo de sequía. Si las precipitaciones llegan en el lapso de tiempo ideal, los campesinos podrán arrojar las semillas en los surcos que ya labraron en seco desde hace varias semanas y, por ejemplo, el maíz podría completar su ciclo de desarrollo.

Alejandro Cornelio Ramos, miembro del Ejido San Isidro, del municipio de Carichí, dijo al respecto: “Acá esperamos que las lluvias lleguen a más tardar en los primeros días de junio, porque si se retrasa, entonces no vamos a tener maíz”.

Esto es tan cierto acá en esta región de la sierra, como en la Babícora, en el Noroeste, y en lo alto de la Sierra Tarahumara. Todas las zonas de la entidad que dependen del ciclo natural de lluvias, están a merced de las precipitaciones. El director de Desarrollo Rural del Municipio de Satevó, Ramón Emeterio Chacón Trevizo, explicó que en su región no tuvieron prácticamente lluvias el ciclo anterior, “pero ni siquiera tantitas, nada, nada… sabemos que en la región de Cuauhtémoc y en parte de la zona temporalera y en la Babícora, hubo retrasos, pero hubo agua, pues acá no hubo nada”. Recordó el funcionario que en la región de Satevó y Zaragoza hay un zacate criollo que espiga y retoña con las lluvias, y que aunque haya retraso en las precipitaciones, siempre retoña porque tiene un camotito que conserva a la planta para cuando haya condiciones de brotar… “pues este ciclo pasado, ese zacate no brotó, porque la helada que tuvimos en febrero secó hasta la raíz”.

POSIBLE, POCA PASTURA, PERO NO ELOTE

En el Ejido San Isidro de Carichí, los campesinos tienen en promedio seis hectáreas cada uno, y acá siembran frijol y maíz principalmente. “Fíjese que si se retrasa la lluvia, yo tengo semilla de maíz, y la voy a sembrar si llega alguna agüita tardía, pero me va a quedar la planta nada más para pastura, porque así no alcanza a espigar, y nunca va a dar elote”. Alejandro Cornelio no pierde las esperanzas.

Con el frijol, la cosa es poco diferente, porque los agricultores tienen un margen de sembrarlo todavía hasta el 20 de junio, más o menos, y todavía se puede lograr este cultivo. “Pues ya después, ni yendo a bailar a Chalma, ni con embrujos se logra”, dijo Cornelio Ramos (Cornelio es apellido).

Y es que los 60 ejidatarios de San Isidro, y de todo Carichí, se las vieron duras durante todo el ciclo agrícola que termina.

 ¿A usted, en particular, cómo le fue con la sequía?

 Mire, yo pude sembrar algo de avena forrajera, que no se dio bien, pero se dio, y alcancé a lograr también algo de maicito también para pastura, porque no espigó, y con eso pude conservar cuatro de mis trece vacas-. El hombre no cosechó esta pastura porque hubiera sido totalmente incosteable utilizar maquinaria para levantar matas de 1 metro y diez centímetros de ancho, por lo que optó por meter los animales a los campos.

A MERCED DE LOS COYOTES

Don Alejandro se vio en la muy penosa necesidad de vender siete vacas, ya flacas, a los intermediarios que recorrieron, y todavía recorren la región aprovechándose de la necesidad de los campesinos, y se llevan el ganado a precio de súper remate. Vendió, como ya se dijo, las siete, y conservó cuatro hembras y dos becerritos, y tuvo que comprar pastura en invierno. Pero ¿cómo le hizo?

“Pues uno que es trabajador, de cualquier manera le tiene que hacer para comer y dar de comer a los animalitos, y es que me metí de peón con un particular en su rancho”. Lo hizo él, a sus más de sesenta años de edad, porque todavía tiene fuerzas.

Así es como pinta el nuevo ciclo agrícola para los campesinos de las zonas temporaleras de Chihuahua, un panorama entre la catástrofe actual y una catástrofe total en la que no habrá pastura, ni los agricultores van a poder conservar sus animales, y ni trabajo habrá para los peones.