Estrategia de la FGE: enlodar a víctimas, luego esclarecer homicidios

**El Fiscal de la Zona Centro, Sergio Almáraz Ortiz, convocó a una conferencia de prensa sólo para detallar, con poca prudencia criminalística y con pésimo gusto, aspectos propios de la vida íntima de las víctimas.


Estrategia de la FGE: enlodar a víctimas, luego esclarecer homicidios

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2015, 15:27 pm

Por: Alejandro Salmón Aguilera/ ahoramismo.mx

El espectáculo, muy triste por cierto, ofrecido este miércoles por el fiscal Zona Centro, en torno al homicidio del ex candidato a diputado por el PAN a diputado local, Martín Alonso Colmenero Ledezma y de su acompañante, Francisco Javier Aguilar Siller, está para encender focos rojos, negros y amarillos de alerta ante presumible uso del aparato de justicia para acallar a las voces que claman justicia.

El Fiscal de la Zona Centro, Sergio Almaraz Ortiz, convocó a una conferencia de prensa para anunciar no la aprehensión del o los responsables de esos arteros crímenes, sino para detallar, con poca prudencia criminalística y con pésimo gusto, aspectos propios de la vida íntima de las víctimas.

Ante todo, se trataba de descartar que el doble homicidio hubiese tenido tintes políticos o electorales o ambas cosas. Así lo dice el encabezado del boletín que emitió la FGE a propósito del “resultado de las investigaciones” realizadas por la autoridad hasta ese momento: Descarta FGE que el doble homicidio de jóvenes sea por tema partidista, electoral o militancia política.

Lo de menos era esclarecer el caso, no: lo de más era, antes que cualquier detalle, dejar en claro que no los mataron por ser panistas. “Usted sabe, la política y las elecciones ante todo, lo demás es lo de menos”, podrían pensar los encargados de la procuración de justicia en el estado.

A cambio, la FGE ofreció una serie de detalles criminalísticas que podrían representar una soberana imprudencia, pues al revelar el supuesto móvil, el modus operandi de los autores del doble homicidio; los detalles previos a los hechos y otros datos indicativos de la vida de los asesinados, podrían haber puesto en alerta a los auténticos autores del doble homicidio y urgirles a poner tierra de por medio para evitar ser aprehendidos.

Ese hecho de por sí ya es grave, pero lo que siguió a continuación no sólo es una probable violación a los derechos humanos de las dos jóvenes asesinados la noche del sábado pasado, a quienes se les victimizó por partida doble al enlodar su fama pública y revelar detalles de su vida personal que sólo a ellos les incumbía. Aquí hay algo más de fondo y mucho más perverso: la vieja, sucia y socorrida técnica de denostar a la víctima para quitarle autoridad, credibilidad y, sobre todo, solidaridad.

No es la primera vez y tal vez no sea la última en la cual la autoridad recurre al descrédito de la víctima como una forma de desinflamar el descontento social ante un crimen de alto impacto. Ahí estuvo toda la campaña gubernamental emprendida desde el año 2008, de vincular a casi todas las víctimas de homicidio con el crimen organizado. “Los demás eran inocentes”, decían los comunicados de prensa para referirse a las víctimas circunstanciales. Inocentes eran todos, pues ninguno tenía sobre sí una sentencia, y menos aún de muerte.

Lo dicho este miércoles por el fiscal Zona Centro no sólo ha indignado a los familiares de los jóvenes asesinados y a la dirigencia orgánica del PAN, sino que ha puesto en alerta a una parte de la sociedad civil que ya sabe cómo se las gasta la autoridad para denostar a las víctimas y enterrarlas en lodo cuando todavía no están ni cerca de aprehender al culpable.

El comunicado y la conferencia de prensa de ayer están como para encender los focos de alerta de que, una vez más, el aparato de justicia se usa, primordialmente, para acallar críticas, denostar a contrincantes políticos y desactivar enojos sociales, así sea a punta de echar lodo en la tumba de las víctimas.