Etan Patz el niño perdido que revolucionó la búsqueda de niños desaparecidos en E.U.A

800.000 niños desaparecen anualmente en E.U.A


Etan Patz el niño perdido que  revolucionó la búsqueda de niños desaparecidos en E.U.A

Lily Dueñas
Mayo de 2012, 18:37 pm

El 25 de mayo de 1979 Etan Patz, de seis años de edad, se encaminaba solo a la parada de autobús cercana a su casa de Manhattan cuando desapareció. Treinta y tres años después el FBI y la policía de Nueva York pueden haber dado con sus restos en un sótano de un apartamento del SoHo, a una manzana de donde Patz vivía.

Los vecinos de Nueva York recuerdan muy bien el caso del pequeño Etan. Su desaparición desató el auge de los movimientos para esclarecer los casos de niños perdidos en Estados Unidos y provocó un cambio en los métodos policiales y legales a la hora de investigar las desapariciones de menores. La cara de Patz fue de las primeras en aparecer en las cajas de leche y su búsqueda se convirtió en un circo mediático. El presidente Ronald Reagan declaró la fecha del 25 de mayo, cuando se perdió la pista de Patz, “Día nacional de los niños desaparecidos”.

Según el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados cada año se denuncia en Estados Unidos la desaparición de 800.000 niños, lo que se traduce en la desaparición de más de 2.000 niños al día. Aunque ese número tiene muchos matices –por ejemplo, 200.000 de ellos son secuestrados por un miembro de su familia-.

A 24 horas de cumplirse los 33 años de la desaparición de Patz, se encontró su cadáver en una bodega y a su asesinó, el autor confeso del asesinato del niño de seis años Etan Patz en Nueva York hace 33 años ha sido ingresado en el hospital psiquiátrico Bellevue de la ciudad después de que amenazara con suicidarse, según el relato del asesino confeso, tras estrangular al pequeño lo puso en una bolsa de plástico y lo dejó en la basura a dos manzanas de distancia del lugar en el que trabajaba en el SoHo, también a poca distancia de donde vivía el niño –y donde actualmente siguen residiendo sus progenitores con la esperanza de que algún día su hijo volviera a casa-.