Los vaivenes de López Obrador

REPORTAJE ESPECIAL


Los vaivenes de López Obrador

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2018, 11:00 am

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Martín Morales

La carrera política de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha oscilado entre la derecha y la izquierda. Entre 1973 y 1976 cursó parte de la licenciatura de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); en 1976, a los 23 años, abandonó los estudios, que no terminaría sino 11 años después, y regresó a Villahermosa, donde ingresó a las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del que llegó a ser dirigente en Tabasco, antes de convertirse en funcionario público estatal y federal. Tuvo a su cargo la dirección del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (CEPES) en la entidad.

En 1977 fue nombrado director del Instituto Nacional Indigenista (INI) en Tabasco, cargo desde el que promovió una corriente ideológica que ha sido descrita como “nacionalismo revolucionario”, una especie de izquierdismo priista, teorizado por Enrique González Pedrero en su libro La cuerda tensa. Apuntes sobre la democracia en México, 1990-2005, en el que el priista tabasqueño, se refiere al desarrollo del PRI y del Partido Acción Nacional (PAN) después de la Revolución Mexicana: “(…) El PRI encabezó los sectores mayoritarios, que tenían como ideología el nacionalismo revolucionario, la justicia social y la intervención y consolidación del Estado en beneficio de la mayoría, y por otra parte el PAN, con una ideología que fluctuaba entre la defensa de la iniciativa privada y los derechos fundamentales de la persona (…)”.

El aparente viraje de AMLO hacia la izquierda comenzó en 1977; corría el sexenio Luis Echeverría Álvarez (1970 a 1976); de esa época data su relación con los afectados por la expansión de las actividades petroleras en Tabasco.

De la izquierda a la derecha

En 1968, mientras AMLO estudiaba la secundaria en la federal número 1 “Jaime Torres Bodet” de Villahermosa, conoció a Rodolfo Lara Lagunas, su maestro de Civismo, quien a su vez era estudiante de Derecho en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) y activista político; de su mano, AMLO se introdujo al activismo social, pero lo hizo desde el interior del sistema político que tanto cuestiona ahora.

Lara Lagunes reaparecería en 2009, cuando AMLO respaldó a su antiguo profesor para que ocupara una diputación federal por el PRD, partido al que renunció el 28 de septiembre de 2017 para hacerse cargo de la organización del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), partido fundado por su exalumno en 2014 y del que es hoy coordinador en Tabasco.

Del PRI a la Profeco

En 1983, AMLO ocupó la dirigencia estatal del PRI en Tabasco; al terminar la campaña de su padrino político Enrique González Pedrero, rechazó el cargo de Oficial Mayor que éste le ofrecía. Con el apoyo del gobierno local impulsó la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, a través de la cual consiguió, “bajar” y administrar recursos destinados al desarrollo productivo que le permitieron relacionarse con miembros del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) que operaba en comunidades agrarias tabasqueñas; pronto AMLO se enfrentó a los cuadros políticos del PSUM, que sintieron que esta propuesta de un PRI “progresista” amenazaba su liderazgo.

Solo un año permaneció AMLO al frente del PRI tabasqueño; en 1984 fue enviado a la capital del país como director de Promoción Social del Instituto Nacional del Consumidor (Profeco). Enrique González Pedrero solo duró cuatro años al frente del gobierno tabasqueño: en 1987, el entonces candidato presidencial del PRI, Carlos Salinas de Gortari, lo nombró titular del Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES) del partido. Y en 2006, ya como perredista, González Pedrero se convirtió en el principal asesor de AMLO, ahora candidato presidencial de un nuevo partido.

El laboratorio tabasqueño

La “enemistad” del tabasqueño con el expresidente Carlos Salinas no es reciente, viene de la sucesión presidencial 1987-1988. A consecuencia del “destape” de Carlos Salinas en 1987, el conflicto con el presidente Miguel de la Madrid Hurtado escaló a puntos insalvables; cuadros priistas destacados, como AMLO, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, renunciaron a este partido. Los miembros de la Corriente Crítica (CC) del PRI encabezada por Cárdenas, habían exigido una contienda interna para nominar al candidato presidencial.

La CC fue pilar para la creación del Frente Democrático Nacional (FDN) que postuló a Cárdenas para la contienda de 1988 en la que éste último fue derrotado por Carlos Salinas de Gortari; un año más tarde se fundaría el Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y AMLO, fueron sucesivamente dirigentes nacionales; de este partido saldría AMLO para fundar Morena en 2014.

El eterno candidato

AMLO siempre ambicionó llegar a la gubernatura de Tabasco; en agosto de 1988, tras las elecciones presidenciales, y después de una larga trayectoria priista, rompió con su partido para sumarse al Frente Democrático Nacional (FDN), que lo postuló como candidato a gobernador, elección que declaró fraudulenta al perder ante Salvador Neme Castillo.

Es en esos días cuando aparece el libro Tabasco, víctima de un fraude, publicado bajo su firma, con el que da inicio a una estrategia de movilización que ha conservado hasta hoy y que se inaugura con el “Éxodo por la Democracia”, marcha hacia la capital del país con el pretexto de denunciar el fraude en aquellos comicios.

El cinco de mayo de 1989 se fundó el PRD; semanas después, AMLO fue nombrado presidente de este partido en Tabasco. En 1994 intentó de nuevo convertirse en gobernador de ese estado, esta vez por el PRD, perdiendo ante el priista, Roberto Madrazo Pintado. AMLO alegó nuevamente fraude electoral y organizó un plantón en la Plaza de Armas de Villahermosa para evitar la toma de posesión de Madrazo, quien finalmente asumió el cargo a finales de ese año, aunque no pudo ocupar el Palacio de Gobierno, sino hasta fines de enero de 1995.

El “Éxodo por la democracia” se reeditó ahora con el nombre de “Caravana por la democracia”; ambas campañas fueron ampliamente cubiertas por los medios y serían el laboratorio para probar el método que años más tarde aplicaría AMLO en el plantón de la Avenida Reforma y después en su “Presidencia legítima”.

En el año 2000, una alianza encabezada por el PRD y formada por los partidos del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC), antes Convergencia, lo llevó a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX); la misma alianza lo postularía en 2006 para las presidenciales, en las que resultaría derrotado por el panista Felipe Calderón Hinojosa. En 2012 volvería a perder, esta vez ante el priista Enrique Peña Nieto.

En ambas ocasiones repitió la fórmula empleada en Tabasco: tras ser declarado oficialmente perdedor, desconocer el resultado y denunciar a las instituciones por fraude. El agotamiento de esta estrategia llegó el 1º de septiembre de 2006, en el Zócalo de la CDMX, cuando gritó: “¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!”.

El camaleón amoroso

En 2011, mientras se preparaba para la contienda del siguiente año, tuvo una epifanía: su discurso contestatario cambió y él mismo trató de construirse una imagen moderada, pacífica y tolerante; así nacieron la “República Amorosa” y “La esperanza de México”, y desde Morena buscó atraer a personajes de las más distintas tendencias políticas. Dejó atrás la toma de zócalos y avenidas clave y su discurso se tiñó de un nuevo matiz para conseguir una imagen distinta, la de un AMLO conciliador, tolerante, dispuesto a redimir de sus pecados políticos a sus antiguos adversarios.

El seis de diciembre de 2011, preparándose para los comicios de 2012, justificaba así este cambio: “(…) Es incuestionable que el sentido de la vida no se reduce únicamente a la obtención de lo material, a lo que poseemos o acumulamos.

Una persona sin apego a una doctrina o a un código de valores, no necesariamente logra la felicidad. Inclusive, en algunos casos, el triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole, conduce a una vida deshumanizada y vacía. De ahí que deberá buscarse siempre el equilibrio entre lo material y lo espiritual: procurar que a nadie le falte lo indispensable para la sobrevivencia y cultivar nuestros mejores sentimientos de bondad (…)”.

En su tercer intento por convertirse en Presidente de la República, AMLO no ha dudado en aliarse con el Partido del Trabajo (PT) y con el Partido Encuentro Social (PES), asociado a la derecha confesional del país y ligado a grupos evangélicos.

El bono del “desafuero”

Enfrentado con Vicente Fox, el siete de abril de 2005 fue acusado de incumplir la orden de un juez; el PAN buscaba despojarlo del fuero constitucional desde el Congreso para poder someterlo a juicio; fue el pretexto perfecto para victimizarlo, convirtiéndolo en un mártir de la persecución panista y granjeándole simpatías que de otra forma nunca hubiera conseguido.

El 28 de abril de 2005, obligado por las movilizaciones, el presidente Vicente Fox ofreció un mensaje a la Nación, indicando que su gobierno buscaría una salida política al conflicto por el desafuero de AMLO, proceso que fue suspendido.

El tabasqueño habría escrito entonces un nuevo libro, Contra el desafuero. Mi defensa jurídica, que incluye los alegatos de sus abogados, presentados como defensa ante la Sección Instructora de la Cámara de Diputados, que se encargaría de votar su desafuero.

El 29 de julio de 2005 pidió licencia a su cargo como Jefe de Gobierno del Distrito Federal para buscar la candidatura del PRD rumbo a los comicios de 2006. Publica un libro más: Un Proyecto Alternativo de Nación, en el que describe su proyecto político.

Tras las elecciones presidenciales del dos de julio, AMLO denunció fraude electoral y se negó a reconocer como ganador al panista Felipe Calderón Hinojosa, impugnando la votación ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) e iniciando un movimiento nacional de resistencia bajo la consigna “voto por voto, casilla por casilla”, en demanda de abrir la paquetería electoral y recontar todos los sufragios emitidos en la elección presidencial “para limpiar el resultado”.

La diferencia de votación entre AMLO y Felipe Calderón fue de 240 mil sufragios. El panista ofreció una entrevista de radio en la que lanzó la famosa frase “haiga sido como haiga sido”, en la que defendía su triunfo en los comicios e insistía que en México se gana una elección incluso con un solo voto de diferencia. AMLO convocó a una concentración en plena avenida Reforma, corazón de la CDMX, que fue bloqueada con tiendas de campaña en un plantón que se mantendría durante 48 días.

A pesar de aquellas protestas, el TEPJF declaró válidas las elecciones presidenciales y Felipe Calderón Hinojosa asumió la Presidencia de la República para el periodo 2006-2012.

“Presidente Legítimo”

El plantón sobre Reforma se levantó el 16 de septiembre de 2006, para realizar la Convención Nacional Democrática, en la que PRD, PT, Convergencia y diversas organizaciones civiles y políticas, decidieron desconocer el resultado electoral y proclamar a AMLO como “Presidente Legítimo de México”. El tabasqueño rindió protesta de ese cargo el 20 de noviembre, Aniversario de la Revolución Mexicana, en el Zócalo de la CDMX; semanas después nombraría y tomaría protesta su Gabinete Legítimo.

Durante los siguientes tres años, de 2006 a 2009, AMLO recorrió el país como “Presidente Legítimo”, denunciando la usurpación de la Presidencia por parte de Felipe Calderón, y convocando a movilizaciones contra la privatización de los bienes del país, principalmente el petróleo.

El 26 de enero de 2014, Morena certificó su Asamblea Nacional Constitutiva y el nueve de julio de 2014 obtuvo del Instituto Nacional Electoral (INE) su registro como partido político nacional; éste será, en julio de 2018, el membrete central con el que AMLO participará, por tercera ocasión en unas elecciones presidenciales.

Así es como la carrera política de AMLO, marcada por bandazos de izquierda a derecha, a través de cuatro partidos y aliándose con todo aquel que le ofrezca la posibilidad de acceder al poder político, lo caracteriza como el más grande oportunista de las últimas décadas en México; hoy, este camaleón está a punto de librar la que, ha prometido, será su última pelea por la Presidencia; las posturas y los principios que decía defender allá por los años 70 se han desdibujado en una amorfa amalgama de personajes en la que caben empresarios, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y también el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), así como miembros de la “élite intelectual”, de la derecha cavernaria, peligrosos criminales y una larga lista de tránsfugas de todos los colores.

El AMLO de 2018 puede reunir a todos ellos porque en la lucha por el poder ha revelado que nunca le importaron los ideales, los principios ni proyecto político alguno, que persigue el poder por el poder mismo.

Capacidad para “reinventarse”

La doctora María Eugenia Valdés Vega, especialista en Procesos Electorales y Poder Político en México, dijo a buzos que AMLO es un político cuya evolución está marcada por cambios y altibajos y una suerte de aprendizaje que lo ha llevado a reinventarse como personaje público, hasta llegar a su actual imagen, mucho menos radical y dura, “y esto evidentemente le hace mucho más competitivo electoralmente”.

Al analizar la carrera política del tabasqueño, destacó especialmente su actuación en las elecciones presidenciales de 2006, cuando habría entendido la necesidad de modificar su perfil radical. “Yo creo que su discurso de la República Amorosa (2011) resultaba muy importante, pensando en la campaña electoral de 2012, por la mala imagen que se le había hecho en 2006”.

En aquellos comicios, la estrategia en favor del panista Felipe Calderón fue encasillar a López Obrador como “un peligro para México”, campaña que, según expuso la doctora Valdés, lo revestía de una imagen que provocaba miedo, sobre todo entre los sectores de alto potencial económico del país, quienes terminaron por ver en él un riesgo, incluso para sus bienes materiales.

“En 2012, AMLO no podía ganar; la campaña de Enrique Peña Nieto fue apabullante. Pero creo que esas elecciones representaron un puente entre el López Obrador de 2006 y el López Obrador de 2018. Así podemos ver con claridad las condiciones en las que se encuentra hoy. Tenía que bajar su perfil beligerante”.

La doctora Valdés Vega considera lógico que AMLO se muestre dispuesto a aliarse con personajes que en otro tiempo hubiera rechazado. “Si se acerca Gabriela Cuevas y le dice que en el PAN no la están apoyando y le ofrece que si la apoya a ella, ella lo apoyará, simplemente él lo acepta. Ella es política y él también. Si su objetivo es ganar las elecciones presidenciales, sería una tontería de parte suya no aceptar este tipo de acuerdos”.

Sin embargo –dice- “la alianza con el PES fue considerada un error por parte de un sector de la izquierda que apoya a AMLO y a Morena, porque, bueno, el PES es un partido confesional. Pero de nuevo, si este partido le puede dar dos o tres puntos en la votación, tampoco los iba a despreciar”.

En suma -expuso Valdés Vega- “El López Obrador que vemos en 2018 no es el mismo que el de 2006 o de 2012. Es claro que su estrategia es sumar adeptos, acercarse a más gente, no alejarse de ella. Hay un AMLO menos duro, porque esto le da más fuerza para competir electoralmente”.