Maravatío, bachilleres ¿hasta cuándo?

Por Omar Carreón Abud


Maravatío, bachilleres ¿hasta cuándo?

La Crónica de Chihuahua
Marzo de 2012, 21:18 pm

Son ya cinco semanas que los estudiantes del Colegio de Bachilleres de Maravatío no tienen clases. Como ya se sabe, desde el primer día de actividades, unos profesores, por sí y ante sí, suspendieron las actividades porque no estaban de acuerdo con que otros profesores, a quienes “acusan” de ser antorchistas, impartieran clases en esa institución educativa y, desde entonces, aferrados a su capricho de expulsar personal por razones de militancia política, han hecho presión abierta y encubierta para que los estudiantes no acudan al plantel a sus actividades académicas.

Para alcanzar sus fines, como lo hemos denunciado también reiteradamente, han contado con todo el respaldo de la directora general, Silvia Mendoza Valenzuela y del líder del sindicato de trabajadores, ambos del COBAEM. Hemos precisado ya, igualmente, que no sólo han contado con todo el respaldo, sino que hay pruebas suficientes, contundentes y públicas de que la embestida en contra de los profesores antorchistas, embestida que ya lleva varias arremetidas, se inició y se ha conducido con la participación personal de Silvia Mendoza Valenzuela; ha sido, pues, la ambición del grupo nefasto que controla el COBAEM, la que ha desatado y la que mantiene el conflicto aprovechándose inescrupulosamente de algunos
estudiantes y padres de familia (y que los directivos estatales están metidos hasta el cuello lo pueden demostrar nuevamente los mensajes telefónicos que están enviando a los trabajadores con el fin de desinformarlos y lanzarlos en contra de los maestros que se defienden; uno de los más activos mensajeadores es Virgilio Ocampo Barrueta, todavía delegado administrativo del COBAEM).

No puede, pues, caber ninguna duda; los sindicalizados de Maravatío son sólo la mano de gato de una mafia voraz enquistada en el COBAEM, mafia que ahora pretende esconder su paternidad en el conflicto declarando que ellos “son ajenos”, que “sólo coadyuvan”, “preocupados porque los muchachos no pierdan su semestre”. Falso como una moneda de tres pesos. Son los autores, son los promotores y no les preocupan un comino los estudiantes y, como dicen por ahí, para muestra, basta un botón: Silvia Mendoza Valenzuela está tan mortificada porque Maravatío vuelva a la normalidad que el jueves pasado, a primera hora de la mañana, se fue a Tijuana y allá va a estar todo el fin de semana.

Mis compañeros, a su vez, publicaron y firmaron con su nombre un escrito dirigido a todos los padres de familia en el que dicen textualmente: “Por nuestra parte, consideramos que es nuestra obligación informarles que estamos absolutamente dispuestos a impartir nuestras cátedras en beneficio de los alumnos que son los menos responsables de la situación. Por ello, nos dirigimos a todos ustedes para que envíen a sus hijos al Colegio de Bachilleres. Salvemos el semestre”. ¿Quién, pues, es el responsable del alargamiento del problema? ¿Quién se va en jueves a Tijuana y quién está dispuesto a cumplir inmediatamente con su obligación?

Ítem más. Para la correcta caracterización de este peligroso grupo, hay que recordar que Silvia Mendoza Valenzuela intentó en los últimos meses del año, violando toda norma, fundar un Colegio de Bachilleres en Carapan y que para ello intentó borrar del mapa a la institución que ya funciona ahí desde hace cinco años sostenida en todos los sentidos por los modestos indígenas de la región. Cuando la señora consideró que no podía imponer a sus incondicionales, arremetió contra el proyecto mismo.

Manos amigas nos han hecho llegar un documento firmado por Silvia Mendoza Valenzuela y dirigido a Graciela Andrade, ex secretaria de la SE, cuya oficina lo recibió el 24 de enero pasado, en el que, con respecto a los recursos asignados para el Colegio de Carapan, a la letra le dice: “Se solicite el aval del C. Gobernador para regresar a la federación el recurso recibido por la Secretaría de Finanzas y Administración de $ 2,196,327 que nos habían autorizado para que el Instituto de Infraestructura Física Educativa del Estado (IIFEEM) construyera y equipara tres aulas didácticas y un módulo de servicios sanitarios, así como la cantidad de $ 397,032.92 para el pago del personal y gastos de operación para el periodo septiembre a diciembre de 2010, aportaciones 100% federales, además de la cantidad de $ 1,985,165. 50% federal y 50% estatal, correspondiente a los mismos conceptos durante el año 2011; haciendo un total de $ 4,578,524. 92” (las cursivas son mías). Es el mismo modus operandi que quiere aplicar ahora en Maravatío, recuerda al macho de las películas que dijo: “si no has de ser mía, no serás de nadie”.

Ahora ya los indígenas de la Cañada de los Once Pueblos saben sin lugar a ninguna duda por qué sus hijos siguen tomando clases en un viejo cuartel, por qué los muchachos no tienen baños, por qué ellos tienen que seguir colaborando con el cuarto y la sencilla comida para los maestros que no cobran un centavo y por qué, si el actual gobierno no hace nada, van a seguir así todo el año por lo menos. Pero eso es sólo lo que sí se sabe. Vamos ahora con lo que se desconoce. ¿De dónde ha salido entonces el dinero que cobra la directora que ya nombró Silvia Mendoza y que quién sabe dónde y a quién atiende? ¿Se dio el aval para regresar el dinero? ¿Se regresó? ¿A dónde fueron a parar finalmente esos 4.578 millones de pesos? Señor Gobernador Don Fausto Vallejo: los michoacanos y, entre ellos, los antorchistas, se preguntan con justa razón: ¿hasta cuándo tenemos que soportar semejante calamidad? ¿Hasta cuándo, Señor Gobernador?