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**La suma total de dosis sería de 146.8 millones; pero, para cada persona son dos dosis, o sea apenas alcanzaría para 73.4 millones de personas en el mejor de los casos ¿y los 56.6 millones de personas restantes?
La Crónica de Chihuahua
Enero de 2021, 14:21 pm
Por Romeo Pérez Ortiz/
Doctor en Matemáticas por la Universidad de Lomonósov, Rusia
Una pandemia recorre el mundo, y no es la pandemia de la covid-19 que, aunque ésta en un año ha causado más de un millón 700 mil muertes a nivel mundial y 130 mil en México, no se compara con la pobreza, una pandemia letal que ha encargado de desaparecer anualmente de la faz de la tierra a millones de niños, jóvenes, adultos y ancianos sin distinción de género. La pobreza es la pandemia más cruel y despiadada que cualquiera otra jamás existida en esta tierra de humanos. Si nos vamos a las estadísticas, la inmensa mayoría de los decesos ha ocurrido en las capas más pobres por una sencilla razón, porque los pobres, al no contar con el dinero suficiente no pueden alimentarse sanamente, y como consecuencia, sus cuerpos no generan defensas o si generan son muy bajas para resistir un ataque de una enfermedad por muy insignificante que ésta sea; los que padecen de hipertensión y diabetes y son pobres, encuentran una muerte segura ante una enfermedad más agresiva como la covid-19, por ejemplo. Acuden presurosos a los hospitales públicos o clínicas más cercanos con la esperanza de curarse, pero duran horas, días o a veces semanas para ser atendidos. Cuando su turno llega, la enfermedad ya está en una fase muy avanzada, y poco hay que hacer para salvarles la vida o los que tienen éxito y son atendidos a tiempo, se les inyectan sueros y placebos, pues en dichos hospitales y clínicas no hay insumos médicos suficientes. Esto ha sucedido en México en sexenios anteriores y esto sigue pasando, hospitales y clínicas donde anualmente cientos de miles de mexicanos pierden la vida o resignados y encomendándose a Dios prefieren morirse en sus casas ante la impotencia incontenible de no encontrar medicamentos, vacunas, vitaminas, tanques de oxígenos, etc. ¿Pero, no se supone que el ser humano es el que vino a transformar este mundo para que no viva miserablemente y no muera abandonado a su suerte? En este siglo de la producción, de la ciencia y la luz, ha habido más muertes que en los tiempos más sombríos de la historia de la humanidad, precisamente porque este siglo que se dice de oro, el hombre es el lobo del hombre y en este sistema económico el lema es ¡sálvese quien pueda y muérase quien tenga que morir!, nada menos que la cruda ley del capital. Este mundo es de los más fuertes económicamente, y los que no lo son, no tienen cabida en este planeta. Es la teoría de la evolución y la selección natural de Darwin aplicada a la sociedad por los ideólogos del capital. Así de inhumano es el sistema económico actual. El hombre es visto únicamente como fuerza de trabajo, al que hay que extraerle la plusvalía. El capital “como el ansioso vampiro encuentra una gota de jugo en el cuerpo o en el cadáver de sus víctimas ... Aspira la vida de su víctima, absorbe su fuerza, bebe su sangre, y sólo la deja en paz cuando ya no puede quitarle nada, absolutamente nada”, escribió Wilhelm Liebknecht, uno de los fundadores del Partido Socialdemócrata alemán, en su fábula Arañas y moscas. Así se explica el hecho de que hasta el momento no se haya creado un plan mundial para combatir de raíz la pandemia de la covid-19, porque para el capital el hombre es un simple objeto, sin vida, necesidad y dignidad
Cierto también es que países como Rusia, China, EE. UU. e Inglaterra han comenzado la producción en masa de las vacunas para el control de la covid-19, pero en el plan de adquisición de lotes de esas vacunas por parte del presidente de la República no estamos contemplados todos los mexicanos. Por ejemplo, el convenio firmado con la farmacéutica Pfizer-BioNTech contempla solo 34.4 millones de dosis; otros acuerdos preliminares, no firmados todavía, con las empresas farmacéuticas chino-canadiense CanSinoBio y la británica AstraZeneca contemplan, respectivamente, la compra de 35 y 77.4 millones de dosis. Habrá que esperar si se concretan los acuerdos, mientras la farmacéutica Pfizer-BioNTech, ha entregado hasta el momento un total de 111 mil 305 dosis, su cuarta entrega, aunque de acuerdo con el Subsecretario de Salud Hugo López-Gatell Ramírez, a finales de este mes, México habrá recibido un millón 421 mil 795 inyecciones con el siguiente plan de vacunación: en primer lugar, se vacunará a los médicos que están en primera línea y trabajadores de salud; después, las personas de 80 años y más; posteriormente, los que tienen entre 70 y 79 años; y así sucesivamente hasta la población menor de 40 años, ¿y las personas vulnerables que padecen de diabetes y sufren de hipertensión arterial, dónde quedan? Además, el plan de la primera etapa de vacunación no contempla a otros estados con mayor número de contagios como Guanajuato, Jalisco, Sonora y Puebla, por mencionar algunos. Pero siendo realistas, en el caso de que se concretara el acuerdo de la compra de vacunas con las empresas mencionadas más arriba, la suma total de dosis sería de 146.8 millones; pero, para cada persona son dos dosis, o sea apenas alcanzaría para 73.4 millones de personas en el mejor de los casos ¿y los 56.6 millones de personas restantes? Además, no se puntualiza en cuánto tiempo tardarán en llegar los 34.4 millones de dosis. A manera de ejercicio aritmético, tomando en cuenta que sea un millón y medio por cada mes, como lo pronostica el Subsecretario de Salud, siendo muy optimistas, el último lote llegaría en octubre de 2022. Sí, dentro de dos años estimado lector. Pero para ese entonces, habrán vacunado apenas a 17.2 millones de mexicanos. Ni siquiera a toda la población mayores de 55 años que, de acuerdo con The CIA World Factbook, 2019, en México suman 19 millones 57 mil 450 personas. Y si a esta cantidad le sumamos el número total de médicos y enfermeros que, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, son 273 y 377 mil, respectivamente, es claro que las dosis pronosticadas no cubrirían la suma total de esta población.
Por el otro lado, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Instituto Nacional de Salud Pública, el 10 por ciento de la población mexicana padece de diabetes mellitus y 18.4 por ciento de hipertensión arterial, una suma total de 36 millones 920 mil, es decir, ni siquiera la mitad de esta población vulnerable estaría contemplada si es que el plan habría sido vacunar primero a todas las personas vulnerables, pues las dosis proporcionadas por la farmacéutica Pfizer-BioNTech, contempla solamente a 17.2 millones de mexicanos.
Como se alcanza a ver, el plan implementado por el gabinete presidencial no se revisó con cuidado, no estuvo pensado para cubrir a toda la población mexicana, es una improvisación más como todos los demás proyectos creados por la Cuarta Transformación. Es necesario, pues, que se revise el plan de adquisición de vacunas y reorientar el plan de vacunación si es que se quiere vacunar a las personas más vulnerables, los médicos y enfermeros. Después, el Gobierno federal deberá crear un plan más agresivo para incluir a todas las personas de otras edades. De lo contrario, el plan de vacunación creado por el gabinete presidencial duraría aproximadamente 15 años. Un periodo muy largo que los mexicanos no debemos permitir, pues hay países ejemplos a seguir como la República Popular China que a estas alturas ha controlado totalmente la covid-19 y es el único país cuya economía crecerá significativamente durante el año 2021. Sí, hay que cuidarnos a nosotros mismos, pero no vamos a dejar de exigir al presidente de la República que aplique una política similar a la implementada por el Gobierno chino si quiere combatir seriamente la covid-19.
La Crónica de Chihuahua es un diario independiente, enfocado a describir las singularidades y la cotidianidad de la comunidad chihuahuense.