¿Qué tan genuinos son los halagos hacia la madre por parte del sistema?

**¿Qué pasa cuándo estas madres, se organizan para conquistar mejores condiciones de vida? Muchas veces son reprimidas o mal vistas por los mismos que cada 10 de mayo hipócritamente las felicitan y las llenan de frases halagadoras.


¿Qué tan genuinos son los halagos hacia la madre por parte del sistema?

La Crónica de Chihuahua
Mayo de 2016, 22:53 pm

Por Nancy Grajeda

Se tiene constancia de que las primeras celebraciones del día de la madre tuvieron lugar en la antigua Grecia. Por aquel entonces rendían honores a Rea, la madre de los principales dioses helénicos. Los romanos acogieron esta costumbre y más tarde lo harían también los católicos, que honraban a la virgen María, la madre de Jesús.

Durante los siglos XVII, XVIII y XIX se organizaron diversos homenajes para honrar a las madres en distintos puntos del planeta y en muchas veces con un punto de vista feminista y reivindicativo para con sus derechos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que cuajó la idea tal y como hoy la conocemos.

Inició una campaña para que se institucionalizara el día y fue en 1914 cuando el presidente Woodrow Wilson estableció que el segundo domingo de mayo se celebraría el día de la madre en Estados Unidos. A partir de ahí el resto de países fueron adoptando este día en función de su calendario.

En un principio estos regalos eran flores silvestres recogidas de camino a casa o alguna manualidad improvisada por los más pequeños de la casa. En los últimos años se fue extendiendo la compra de regalos y hoy en día se ha acabado por convertir en una fiesta comercial en la que lo que prima es el presente que se le entregue a la mamá y se deja de lado el componente de agradecimiento que tienen la celebración en si misma.

¿Qué tan genuina es esta celebración? ¿qué tanto valora el sistema a la madre, a la mujer que lo da todo por sus hijos, incluso la vida? ¿Acaso esta celebración es hoy en día un pretexto para generar el consumismo entre la sociedad?

Desde semanas antes de la celebración por el día de la madre, se puede observar cómo comercios nos bombardean en los medios de comunicación con anuncios publicitarios para que compremos aquel preciado regalo para mamá, que nos endeudemos para agradarla y un sinfín de ofertas para no llegar con mamá con la manos vacías.

Vivimos en un sistema mercenario en que todo se convierte en mercancía, hasta el propio amor tan transparente de madre a hijo o viceversa, y al sistema en el cual vivimos le importa muy poco o nada este cariño, ya que su único afán es el lucro, vender y vender al por mayor.

Toda esta campaña mediática para vender encausada y puesta en práctica por los más poderosos medios de comunicación reditúa en el bolsillo de quienes la implementan con grandes ganancias en la venta de mercancías (regalos).

Sabemos que muy pocas de estas mujeres homenajeadas, cuentan con una situación económica y social que les permita llevar una vida digna, desahogada, sin apremios y carencias de todo tipo que les impidan enfrentar la problemática diaria de sus hijos y de su familia. La inmensa mayoría de las madres en nuestro país (campesinas, obreras, trabajadoras, etc.) viven una situación de miseria, de escasez de recursos, desamparo social, injusticias de género, etc.

¿Qué pasa cuándo estas mujeres, tales madres, se organizan para luchar, para conquistar mejores condiciones de vida? Muchas veces son reprimidas o mal vistas por los mismos que cada diez de mayo hipócritamente las felicitan y las llenan de frases halagadoras.

Con esto se demuestra la hipocresía y el discurso halagador de los que ostentan el poder, coludidos con los grandes capitalistas para conquistar la conciencia de esas mujeres trabajadoras; por un lado las llenan de motivación, de frases bonitas el diez de mayo y por otro las reprimen y las insultan cuando exigen lo que por derecho les corresponde.

Caso de más ilustrativo, es la represión vivida en carne propia el pasado 5 de abril del año en curso, donde mujeres antorchistas que realizaban un mitin pacífico en las afueras de las oficinas del jefe de gobierno perredista, Miguel Ángel Mancera, fueron brutalmente agredidas por granaderos, quienes a la orden de sus mandos superiores las golpearon y las hicieron que se retiraran del lugar, como si fueran los amos y señores esos que despachan en la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.

Las demandas a las cuales se exige cumplimiento son muy claras y datan desde el inicio de la administración mancerista, quien innumerables ocasiones se ha comprometido a resolver, pero todo se ha quedado en discursos baratos:

1.Restituirles sus casas a las 300 familias muy humildes, que fueron demolidas por el gobierno mancerista para beneficiar a la transnacional Walmart, en el predio La Ciénega de Tláhuac.
2.Construcción de 870 viviendas para precaristas, comprometidas desde el año antepasado.
3.Conexión de la red de electrificación a la comunidad de Tiziclipa, en Xochimilco, obra gestionada por Antorcha al costo de 7 mdp. y terminada desde hace más de un año.
4.Construcción de la secundaria Wenceslao Victoria de la delegación Gustavo A. Madero, de la cual desde hace cuatro años el gobierno de la ciudad retiene 6 mdp. que fueron gestionados por Antorcha.
5.Regularización de colonias en las delegaciones de Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan y Milpa Alta, muchas de ellas con dictamen positivo y a las cuales desde más de 15 años se les niegan criminalmente los servicios más elementales.

En estos casos es donde los gobernantes y quienes difunden sus frases de “amor y respeto” hacia las madres, deberían demostrarlo, porque ya lo dijo el secretario general del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán: “Ante el egoísmo y la metalización de los afectos, la madre sigue siendo, en muchos casos, el único ser capaz de desprenderse de todo en favor del hijo a cambio de nada; finalmente, es el único ser capaz de compasión en el sentido original del término, es decir, de sentir lo mismo que nosotros y sufrir con la misma intensidad que nosotros, a causa de nuestros problemas y desdichas. Son pocos los hombres adultos en el mundo que no hayan buscado, en un momento de profunda crisis, el alivio que proporciona la comprensión y la protección maternales”.