¿Recibieron órdenes, policías detenidos por ataque de Tres Marias?

El tiroteo que este viernes involucró a policías federales en un ataque contra agentes antinarcóticos norteamericanos que viajaban en un vehículo oficial de la embajada estadounidense, puede ser, por fin, la gota que derrame el vaso.


¿Recibieron órdenes, policías detenidos por ataque de Tres Marias?

La Crónica de Chihuahua
Agosto de 2012, 07:36 am

Los reportes disponibles describen los hechos como una emboscada que puede sacar a flote varias evidencias alarmantes. Desde el riesgo de una ejecución bajo dictados de las mafias, valiéndose de ex policías de caminos, acaso la facción más corrupta de cuantas haya alimentado a la Policía Federal. Hasta un golpe en contra de la Armada, cuyas altos mandos se hallan en ruta de colisión desde hace años con la jerarquía de esa misma policía.

El incidente causó estupor en ambos lados de la frontera y atrajo la atención hacia un hombre al que el presidente Felipe Calderón le confió a inicios de gobierno el enclave de mayor poder en México: Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública, el funcionario que dentro del gabinete es intocable, inamovible, inatacable. Quizá el hombre más informado del país, dueño de material sensible para la clase política, los empresarios...y también el crimen organizado.

En el equipo cercano al virtual presidente electo, Enrique Peña Nieto, se multiplican las voces en favor de desmantelar esa dependencia, por su explosividad política y, paradójicamente, su riesgo para la seguridad nacional. Y se alerta en cambio sobre la debilidad extrema que, asfixiadas por aquélla, han alcanzado la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República.

Desde el primer momento de su gestión, los procuradores de este sexenio −Eduardo Medina Mora, Arturo Chávez Chávez, Marisela Morales− han recibido instrucciones precisas o señales tácitas de que su labor estará supeditada a la autoridad de García Luna, en sentido contrario a lo que dispone la Constitución, que dota al Ministerio Público de mando sobre las fuerzas investigadoras.

Al ingeniero García Luna se le atribuye el diseño de nuevas instituciones policiales, una labor que concibió desde sus años en el Cisen y luego concretó al frente de la Agencia Federal de Investigación, la cual le sirvió como plataforma para alcanzar el manejo de Seguridad Pública federal, donde está a cargo de un cuerpo formado por más de 40 mil efectivos sobre los cuales existen más preocupaciones que certezas.

García Luna ha presentado a la Policía Federal como el nuevo rostro de la seguridad en el país, dotada de los mayores recursos, el más poderoso armamento y la tecnología de punta que jamás había conocido un cuerpo de esta naturaleza que fuera ajeno al Ejército nacional, formado actualmente por 180 mil integrantes, si bien al menos la mitad de ellos no está en capacidad de realizar misiones operativas por ser personal administrativo o tener asignaciones de otro carácter.

De acuerdo con las voces consultadas, si la Federal de García Luna es en realidad la nueva policía que México precisa, un segmento muy importante de la misma será desincorporado para formar el cuerpo de gendarmería ofrecido por Peña Nieto dentro de sus compromisos de campaña: un organismo paramilitar bajo el mando de un civil, pero que podría ser asignado a un control político, más específicamente a la Secretaría de Gobernación, donde pueda haber un personaje con destrezas políticas y un brazo armado para negociar con los gobernadores y lidiar con los grupos criminales.

Pero si el modelo falla y la Policía Federal demuestra estar subordinada a un solo hombre, el mismo García Luna, su desmantelamiento puede encerrar un peligro enorme para la nación. México ya vivió un crecimiento exponencial del crimen del fuero común cuando cuerpos policiacos mucho más modestos, como el Barapem, fueron disueltos.

El poder casi autónomo de la Policía Federal resultó exhibido hace algunas semanas cuando miembros de la corporación se enfrentaron en el aeropuerto de la ciudad de México, en un tiroteo escenificado frente a turistas aterrorizados que vieron cómo policías mataban a policías. Pese a que todas las evidencias apuntan a que los hechos fueron producto de un ajuste de cuentas entre facciones de la corporación igualmente corruptas, nadie en el gobierno ha osado cuestionar, ni con el pétalo de un boletín de prensa, la versión del equipo de García Luna, dominada por la manía de presentar los policías federales como héroes impolutos.

Las próximas semanas arrojarán señales sobre la suerte que correrá este modelo de policía creado por García Luna e impuesto por Calderón Hinojosa. No tomará mucho tiempo entender si tuvimos a la vista el nacimiento de nuevo hombre mexicano portando uniforme, o si habremos de lamentar más de lo mismo de siempre.