Venden a niñas por un cartón de cervezas

**También 5 mil pesos o algún animal doméstico, es el precio para comprar un menor; 70% de las víctimas de trata son indígenas.


Venden a niñas por un cartón de cervezas

La Crónica de Chihuahua
Septiembre de 2013, 11:33 am

México.- ¿Qué necesita alguien en el mercado negro de la trata de personas en México para comprar a un menor? Entre 5 mil y 40 mil pesos en efectivo, alguna propiedad como un local comercial o un pequeño predio, una vaca, un caballo, algunos gallos o hasta un cartón de cervezas, según casos documentados.

El Comité de Seguimiento de la Alianza de Mujeres Indígenas de México y Centroamérica señala que 70 por ciento de las víctimas de este delito son indígenas, cuyos usos y costumbres facilitan que sean vistas como objetos de cambio.

Los otros casos se reparten en el resto del país y en zonas urbanas como Pachuca, Hidalgo, donde la Procuraduría de Justicia local informó el 18 de agosto pasado que fue detenido un hombre que vendió a su recién nacida en 35 mil pesos; o en el Estado de México, donde el 13 de diciembre de 2011 elementos de la Procuraduría General de la República detuvieron a un papá que cambió a su hija de 14 años por 5 mil pesos y un celular.

Sucede también en el DF, donde la investigadora Albania González, integrante de Consultoría de Estrategias para la Igualdad Social, ha documentado la venta de niñas de comunidades triquis en la delegación Cuauhtémoc, para matrimonios forzados.

“Es un fenómeno que va escalando y del que, desgraciadamente, no tenemos datos oficiales. Lo más que sabemos de la venta de menores es lo que documenta la prensa cuando se detiene a alguien. No hay datos, no hay bases de colaboración, nada”, cuenta Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia.

La venta de niñas también tiene su origen en el crimen organizado: ahí están los casos de los secuestros silenciosos de indígenas en Tamauín, San Luis Potosí; los “levantones” de adolescentes que hacen Los Caballeros Templarios en las poblaciones originarias de Tepalcatepec, Michoacán; los raptos de las hijas de los tarahumaras de la Sierra de Chihuahua, donde el Cártel de Sinaloa controla a los rarámuris.

Ya que están en poder de los grupos delictivos, las víctimas son vendidas a prostíbulos, casas de citas, locales de masajes o para matrimonios forzados; en otros casos, las entregan a lenones que las ofertan para servicio doméstico sin paga.

Se les puede ver en cientos de lugares por el país: vendidas para limpiar las residencias de fraccionamientos como el Gabilondo en Tijuana, Baja California, o para sostener hasta 40 relaciones sexuales por noche para beneficio de tratantes que operan en bares a la orilla del río Coatán, en Tapachula, Chiapas.

Se trata de un negocio casi sin riesgos en México, pues 98 por ciento de los delitos de trata de personas no alcanzan una sentencia condenatoria, asegura Fernando Batista, quinto visitador de la CNDH.