«Walter Mitty»: viaje nostálgico al final de una era en la revista «Life»

**La nueva versión cinematográfica, dirigida y protagonizada por Ben Stiller, está ambientada en la transición de la publicación del papel a la web.


«Walter Mitty»: viaje nostálgico al final de una era en la revista «Life»

La Crónica de Chihuahua
Enero de 2014, 23:16 pm

Walter Mitty nació en 1939 de la pluma del periodista y dibujante James Thurber y vio la luz en la revista «The New Yorker». Más de siete décadas después, vive su segunda adaptación al cine con los rasgos y la dirección de Ben Stiller. Una versión que guarda escaso parecido con la historia original, más allá del carácter soñador del protagonista.

Entre los principales cambios, la decisión de que Mitty trabaje en la revista «Life», justo cuando ésta deja de publicarse en papel. Un hecho absolutamente real, ocurrido el 26 de marzo de 2007.

Thurber, en su breve y delirante historia, no imaginó una ocupación para Mitty. Sí lo hizo la primera adaptación al cine, de 1947, en la que Danny Kaye trabajaba como editor, publicando novelas. Stiller le coloca en un puesto aún menos glamuroso: editor de negativos en un modesto sótano del imponente edificio de la revista, ubicado en Nueva York.

Para el último número, un esquivo fotógrafo ha enviado la instantánea que debe ocupar la icónica última portada de «Life». Pero la fotografía en cuestión no aparece por ninguna parte. Ironías del destino, el hasta entonces anónimo Mitty se ve en el punto de mira del irritante ejecutivo que ha sido designado para pilotar la transición del papel a internet. Y ese es el detonante de la sucesión de aventuras exóticas en las que se ve envuelto el soñador Mitty. Nada de peripecias en el subconsciente, como imaginó Thurber, sino un auténtico periplo digno del explorador más atrevido, a mayor gloria de Stiller.

Plagada de momentos difícilmente creíbles, lo más veraz de la película es su recreación del final de una era para «Life». Su muerte, al menos en los quioscos, tuvo un certificado expedido por el grupo Time, propietario de la revista, mediante un comunicado emitido el 26 de marzo de 2007. Una «decisión dura», según la máxima responsable de Time por entonces, Ann Moore, quien matizaba: «Crecer requiere tomar riesgos y el crecimiento potencial era elevado, pero desgraciadamente el tiempo jugó en nuestra contra». Los objetivos financieros se imponían al romanticismo. «Life», fundada en 1883, se imprimiría por última vez el 20 de abril de 2007.

Una vida larga y tortuosa

Aunque el golpe de gracia llegó en esa fecha, la existencia de «Life» nunca fue tranquila en su centenaria existencia. Concebida, en sus primeros años, como una revista de información general, combinada con el humor, famosa por el trabajo de sus ilustradores, en los años 30 del siglo XX se vio arrastrada por la Gran Depresión hacia una pérdida de lectores e ingresos. En 1936 cambiaba de manos, adquirida por Henry Luce, el hombre detrás de «Time» y «Fortune».

Life, con tirada semanal, se convirtió en un referente del fotoperiodismo y convirtió en exitosa su apuesta por la imagen en detrimento del texto. Por sus páginas pasaron fotógrafos del prestigio de Alfred Eisenstaedt, Margaret Bourke-White, Gordon Parks y Robert Capa, y autores de la talla de Ernest Hemingway. Su logotipo (letras blancas sobre fondo rojo) adquirió categoría de icono. El final de los años 50 supuso un primer aviso serio para los editores, que se vieron obligados a bajar el precio de la revista. En los 60, a pesar de reducir paulatinamente la tirada, los gastos se volvieron inasumibles. El 29 de diciembre de 1972 llegaba uno de los primeros cierres.

Cierres que iban acompañados de resurgimientos. El de 1978 recicló a «Life» en forma de publicación de tirada mensual. Una etapa de más de dos décadas que no resistió el cambio de siglo: mayo de 2000 y, bajo el significativo titular «A Life ends» («Una vida termina»), la revista vuelve a bajar la persiana. En una coincidencia digna de una novela, con apenas un mes de diferencia fallecía el entonces presidente de Time.

En octubre de 2004, «Life» volvía a los quioscos, pero en una posición de llamativa humildad: como suplemento semanal gratuito que se difundió junto a un centenar de periódicos. Su circulación llegó a alcanzar los 13 millones de ejemplares. Hasta el 20 de abril de 2007, fecha de no retorno para su publicación en papel.

Un archivo de valor incalculable

Con una colección de diez millones de fotografías en su haber, los responsables de Time aseguraron que este caudal de valor incalculable estaría disponible en la red. Un archivo que condensa la historia del siglo XX, especialmente convulso, a través de sus acontecimientos y protagonistas más destacados. Los dueños de la revista explicaban que el 97 por ciento de esas imágenes nunca habían sido vistas por el gran público.

Mediante un acuerdo con Google, esa vasta colección pasó a estar disponible, de forma gratuita, a través de la dirección http://images.google.com/hosted/life. El sitio web de «Life», a pesar de lo prometido por Time, acabó viendo reducido su peso y relevancia. Estos días se hace eco del lanzamiento de la película de Stiller, con una semblanza de James Thurber y con un artículo donde aclara que la mayoría de portadas que se ven en la película jamás vieron la luz.

Guiños que contribuyen al aire nostálgico que desprende el filme. El protagonista se ve ante una inesperada encrucijada vital y profesional en la que acaba descubriendo la importancia de perseguir los sueños y dar valor al trabajo hecho con mimo. La última portada (falsa) funciona a modo de tributo a quienes hicieron posible «Life», incluso en los oscuros sótanos donde se revelaban sus famosas fotografías.