Las guerras de la partidocracia

EDITORIAL


 Las guerras de la partidocracia

La Crónica de Chihuahua
Diciembre de 2017, 16:30 pm

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Buzos de la Noticia

Son dos guerras las que cada seis años libran los partidos políticos en México; una interna dentro de cada uno de ellos para seleccionar sus candidatos, al término de la cual todos se enfrentan en el combate final para obtener la Presidencia de la República o el gobierno del estado en diversas entidades federativas.

Como cada seis años, las fuerzas políticas (partidos, grupos, líderes, etc.) se preparan hoy para el enfrentamiento decisivo: la contienda presidencial de 2018, en la que se emplearán a fondo, utilizarán todos sus recursos materiales y humanos, su experiencia electoral acumulada, todas las trampas y jugarretas aprendidas durante su larga trayectoria electoral que en elecciones anteriores les ha otorgado algunos triunfos sobre sus oponentes tradicionales.

Antes de la guerra final por la Presidencia, los partidos políticos tienen que librar batallas internas e incluso una batalla campal entre varios de ellos para obtener cada una de las candidaturas a los casi tres mil 500 cargos de elección popular en juego, entre los que el más codiciado es por supuesto el de primer mandatario de la nación; ser designado candidato oficial de su partido y, mejor aún, de una coalición de partidos es en estos días una codiciada presea; el triunfador contará con financiamiento del Estado a través del Instituto Nacional Electoral, organismo oficial encargado del asunto; los partidos recibirán los fondos destinados a promover la imagen de su candidato para llevarlo al triunfo; hay pues, además de la razón política, una poderosa motivación económica para que se desarrolle esta guerra preliminar.

Todos los miembros de la partidocracia mexicana se hallan inmersos en las enconadas batallas que en estos días se libran en todo el país y que asumen un carácter engañosamente interno para conseguir la titularidad de las candidaturas de cada instituto político.

La pelea interna es el paso inevitable antes de llegar a la guerra por la Presidencia. Esta disputa se libra en dos frentes: los partidos luchan internamente, sus grupos, sus individuos y corrientes reclaman las candidaturas; los partidos se coaligan, proponen alianzas, frentes (desde luego temporales) para triunfar sobre los demás; la militancia se divide entre los que proponen las alianzas y aquellos a quienes repugna aliarse con sus antiguos enemigos.

El resultado es una aguda confrontación que favorece al partido que ejerce el poder y al advenedizo que pretende estar contra la partidocracia y la “mafia del poder” siendo él mismo miembro destacado de ellas.

El otro frente de esta primera guerra es el de los candidatos que se autonombran independientes, figura ingeniosa y muy útil para entusiasmar a las masas ingenuas, para venderles el concepto de una democracia renovada en una sociedad donde impera una sutil dictadura, cada vez más burda, como la que ejerce el imperialismo norteamericano. Los detalles de esta belicosa etapa se consignan esta semana en nuestro reporte especial. En unos días más conoceremos los resultados de esta contienda y se irán perfilando las boletas para el enfrentamiento final.