¿Puede China alimentar a su población?

**Durante las últimas tres décadas, el desarrollo urbano ha estado devorando la alguna vez inacabable extensión de pequeñas plantaciones campestres.


¿Puede China alimentar a su población?

La Crónica de Chihuahua
Febrero de 2015, 14:46 pm

A una hora en coche al sur del centro de Pekín, los edificios de mediana altura de la ciudad se abren hacia los campos. Destartaladas casas de ladrillos se extienden a lo largo de kilómetros, con carbón y coles apilados junto a sus puertas mientras las ovejas pacen junto a la carretera. Esta pequeña ciudad llamada Nanzhuang, a unos 48 kilómetros al sur de la Ciudad Prohibida, está a punto de cambiar. Dentro de poco, el Gobierno la destruirá junto con otros diez pueblos vecinos para construir uno de los mayores aeropuertos del mundo.

Kilómetros de campos de maíz, trigo, rábanos y coles serán reemplazados por pistas y terminales, líneas de ferrocarril y carreteras. Las autoridades estiman que el proyecto se finalizará para 2018. Todavía sin nombre, el aeropuerto tendrá dos veces el tamaño de Heathrow y gestionará hasta 72 millones de pasajeros al año.

La historia de Nanzhuang es, en muchos sentidos, la historia de la China rural. Durante las últimas tres décadas, ha habido un ataque de desarrollo urbano, desertificación y polución que ha estado devorando la una vez inacabable extensión de pequeñas plantaciones campestres. Para diferentes personas, esta transformación plantea diferentes interrogantes. Los ciudadanos de Nanzhuang se preguntan qué harán cuando sus campos estén bajo el asfalto. El Gobierno de Pekín se pregunta cómo hará para mantener a su población alimentada.

Mientras, China debe alimentar a un quinto de la población mundial con alrededor del 7% de su tierra cultivable, según la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU, y cerca de la mitad de esa tierra se ha ido degradando a través de décadas de desarrollo sin control. “Es un juego de suma cero”, explica Shifflett, “cada vez hay menos recursos, pero cada vez hay más gente que los necesita”.

El pasado 2 de febrero, China publicó su primer documento político del año, el documento central número 1, una pauta anual sobre la reforma rural. Sus objetivos principales se pueden considerar una lista de elementos de la utopía socialista: plantaciones modernas e industrializadas, agua y tierra limpias, infraestructuras rurales sofisticadas y prósperos agricultores, tanto, que no abandonarán sus campos. Todo destinado a mejorar la seguridad alimentaria de china y las situaciones de seguridad alimentaria; nada de ello es una sorpresa. El documento del año pasado subrayaba el “desarrollo de una agricultura moderna”, según Xinhua, el canal de noticias nacional. El año anterior las autoridades se comprometían a “acelerar la modernización agrícola y el desarrollo rural”.

Los legisladores rurales en China parecen estar avanzando hacia el pragmatismo, lejos de la ideología, para enfrentarse al problema. Sin embargo, los expertos afirman que la inocuidad alimentaria del país y los problemas de seguridad alimentaria son sistémicos y que la magnánima retórica no viene con garantías. “Es una revisión inmensa y ajustar una parte del sistema agrícola requerirá ajustar otras partes”, augura John Yasuda, del centro de China contemporánea de la Universidad de Pensilvania. “Es un juego gigante de golpear al topo”.

Yasuda opina que adoptar una agricultura industrial de gran escala creará tantos problemas como solucionará. Por la falta de tierra arable, muchos productores tienen terrenos menores de 1 hectárea y como la tierra suele estar por debajo de los estándares, utilizan tratamientos químicos nocivos para asegurarse de que sus cultivos cumplan las demandas del mercado. Sin embargo, el daño de esos “añadidos tóxicos” está relativamente contenido; en una agricultura a gran escala, el alcance de la distribución y la falta de redes de monitorización adecuadas, puede hacer que el problema local se convierta en un problema nacional.

La inversión china directa en Europa se dobló con respecto al año anterior en 2014, según un nuevo informe de la firma legal Baker & McKenzie, en el que se dice que los inversores gastaron 4.100 millones en agricultura y alimentación en el continente europeo, más que en cualquier otro sector.

Sin embargo, los habitantes de Nanzhuang no tienen ningún interés en los alimentos importados, ellos comen lo que producen en sus campos y compran en los mercados locales. Zhang Zhunzhi, de 60 años, ha cultivado su pequeño terreno durante 40 años. “Era muy agotador”, explica, aunque añade que prefiere el trabajo agotador que la ansiedad de empezar de nuevo. “Cuando llegue el aeropuerto, nos convertiremos en emigrantes”, se lamenta encendiéndose un cigarrillo. “Tendremos que vivir en bloques residenciales y buscar empleo o trabajar en la construcción. Lo que sea que tengamos que hacer”.

A unos 2 kilómetros, Zhang Zhubao, de 15 años, juega con sus compañeros de colegio junto a la autopista. “El aeropuerto tiene cosas buenas y cosas malas”, explica. “Es bueno que el país se desarrolle, pero mi familia vive aquí desde hace décadas, ¿por qué querríamos que eso cambiase?”.
Fuente: theguardian.com