Un gigante casi invisible

**El Jumex es un museo en vertical: tres galerías, una sobre otra, coronadas por un sombrero de picos que le da un toque infantil y vanguardista.


Un gigante casi invisible

La Crónica de Chihuahua
Noviembre de 2013, 22:17 pm

A un lado del estrambótico Museo Soumaya, entre las pantallas electrónicas del Teatro Telmex, rodeado de grandes edificios que gritan: “¡Soy lo último!”, se levanta el nuevo Museo Jumex. Para acabarla, a un lado le pasa el tren de carga.

Un proyecto que comenzó a pensarse hace 12 años, cuando nació la Fundación Jumex, y que durante un buen tiempo parecía más espejismo que certeza, el Museo Jumex es un coloso casi invisible.

El Jumex es un museo en vertical: tres galerías, una sobre otra, coronadas por un sombrero de picos que le da un toque infantil y vanguardista, como si se tratara de una fábrica de caricatura dibujada por Miró. No hay puertas visibles, como si fuera un monolito.

Por dentro, subir a las galerías se siente como recorrer las escaleras sin fin de Escher. Pero la experiencia es linda. Este proyecto es obra del arquitecto inglés David Chipperfield.

Por fin, la colección Jumex, iniciada por Eugenio López Alonso (quien no está por ningún lado hoy que el recinto se abre a los medios; López Alonso le hace al Bruce Wayne, al playboy culto y enigmático), tiene una casa que no está a una travesía y media de la parte más céntrica del DF. Durante años, la colección tuvo su centro en Ecatepec, dentro de la planta industrial de la juguera.

“No renunciamos a la galería de Ecatepec, sino que la transformamos”, dice Patrick Charpenel, director de la Fundación/Colección Jumex. “El espacio de Ecatepec se convierte en nuestro lugar experimental, un lugar de producción y de investigación, más que de exhibición”.

¿Y QUÉ ES EL ARTE CONTEMPORÁNEO?

El Museo Jumex no será únicamente para exhibir el acervo de la colección (“como si fueran joyas de familia o botín de guerra”, dice Charpenel), sino que buscará ser un centro educativo y de discusión sobre el arte contemporáneo.

El Director de la colección lo tiene claro: “Me he cansado de decirlo y hasta pena me da repetirlo, pero el museo debe ser un centro de obra social. Los museos se han convertido en centros de investigación, de difusión de conocimiento (…) las personas que están cerca del arte se vuelven más sensibles de su entorno, más críticas”.

Para empezar en ese son educativo y de agarrar el toro por los cuernos, el Jumex se inaugura con exposiciones y también con un ciclo de charlas tituladas Todo lo que quería saber del arte contemporáneo y nunca se atrevió a preguntar. La idea es del artista Gabriel Orozco. A través de la plataforma Museojumex.org, el público podrá lanzar preguntas, desde el clásico “¿Qué es el arte contemporáneo?” a “¿Por qué un tiburón en gelatina es arte?”.

En salas, el museo se abre con cuatro proyectos, dos de ellos exhibiciones más o menos tradicionales, una obra de arte público y una publicación. La publicación se trata de una serie de textos de y sobre Fernando Gamboa, el considerado padre de la museografía mexicana, contemporáneo de Alfonso Reyes y discutido por Octavio Paz.

Afuera del museo, los visitantes serán recibidos por la Cosmogonía doméstica, de Damián Ortega, una instalación que funcionará a modo de máquina de movimiento perpetuo, donde objetos cotidianos como una galleta María o una tortilla sirven para hacer reflexiones de importancia cósmica. No puedo decir más, porque no la he visto en funcionamiento, pero estará lista para la primera tanda de asistentes, este fin de semana.

Las exposiciones se parecen mucho a lo que la Fundación Jumex ha presentado por años: selecciones de objetos extraños que, gracias a la buena curaduría, van cobrando sentido.

Un lugar, dos dimensiones es una disquisición, muy divertida, en torno a los mundos paralelos, como por ejemplo, el sentido y el absurdo que suelen correr en el mismo riel de lo que llamamos realidad. Además, hay un revisión de la obra del estadunidense Fred Sandback, un artista de la levedad. Sus obras apenas se notan. Una está hecha por hilos que forman un marco en el aire y dan la sensación de estar frente a una pared de cristal transparente.

James Lee Byars: ½ an Autobiography es una retrospectiva completísima de la obra de Lee Byars, creador inclasificable, un personaje que hizo de su vida un performance. Mandaba cartas a la curadora del Museo de Arte Moderno de Nueva York y esas misivas, delicadas y perfectas, están aquí expuestas, junto con restos de acciones y de su filosofía interrogativa.

Se extrañarán las odiseas hasta Ecatepec, pero el Museo Jumex promete nuevas aventuras.

concepcion.moreno@eleconomista.mx